En el amplio espectro de bebidas alcohólicas, la cerveza destaca como una de las alternativas preferidas por los chilenos
A pesar de ser una de las bebidas fermentadas más antiguas, con su origen en el 4000 a.C. y una evolución que ha incluido cebada, dátiles, miel y canela, su consolidación en Chile se debe en gran parte a la llegada de inmigrantes europeos, especialmente alemanes y británicos.
Según la Asociación de Productores de Cervezas de Chile (ACECHI), el consumo per cápita de cerveza en Chile creció de 30 a casi 58 litros entre 2005 y 2020. Este aumento se atribuye a varios factores, entre ellos la moderada graduación alcohólica, el contenido calórico relativamente bajo y la innovación constante en las variedades disponibles.
En respuesta a esta creciente demanda, nuestro país ha visto un auge en la producción de cervezas artesanales. Aunque no se fabrican en grandes volúmenes y se elaboran con técnicas tradicionales y materias primas de alta calidad, se distinguen por sus sabores únicos, como chocolate, maqui, arándano y miel entre otros.
El primer viernes de agosto, fue instaurado como el Día Internacional de la Cerveza. Comenzó el año 2007 en Estados Unidos, pero con el tiempo ha ganado popularidad en todo el mundo, incluyendo a Chile donde se celebra la cultura cervecera global y local.
Nutricionalmente, la cerveza aporta alrededor de 45 kcal por cada 100 ml, dentro de su composición química contiene carbohidratos, proteínas, vitaminas del grupo B y minerales como potasio, fósforo y magnesio, con bajo contenido de sodio. Es importante recalcar que, si bien la cerveza es fermentada, no ofrece beneficios probióticos para la flora intestinal a diferencia de alimentos fermentados como el yogur y el kéfir, esto debido a su proceso de fermentación y los ingredientes utilizados.
Según el grado de fermentación, las cervezas se pueden dividir en dos categorías principales: las de fermentación alta, como las «ales», que tienen notas frutales y florales, y las de fermentación baja, que incluyen estilos como «lager», «bock» y «pilsener».
Existen estudios que sugieren que un consumo moderado de cerveza puede ofrecer ciertos beneficios para la salud, gracias a los polifenoles del lúpulo, conocidos por sus propiedades antioxidantes y su posible protección contra enfermedades óseas, cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, es fundamental recordar que, al ser una bebida alcohólica, el consumo debe ser responsable para evitar efectos adversos, como deshidratación y problemas hepáticos, así como un posible aumento de peso.
En resumen, el Día Internacional de la Cerveza es una oportunidad para disfrutar con moderación y celebrar con responsabilidad, manteniendo siempre un equilibrio saludable en nuestra alimentación.