En los últimos años, la salud mental ha adquirido una relevancia cada vez mayor, entendida no sólo como la ausencia de enfermedad, sino como un estado integral de bienestar que abarca cuerpo, mente y emociones
Sin embargo, la atención de la salud mental ha tendido históricamente a centrarse en el enfoque farmacológico, relegando a un segundo plano las dimensiones creativas, sensoriales y espirituales que también conforman al ser humano. Abordar la salud mental desde una mirada más amplia y complementaria permite no solo aliviar síntomas, sino también promover procesos de autoconocimiento, resiliencia y equilibrio interior.
En este contexto, la arteterapia se presenta como una herramienta poderosa que utiliza la expresión artística —ya sea a través de la pintura, el dibujo, la música o el movimiento— para canalizar emociones, liberar tensiones y facilitar la comunicación de aquello que muchas veces no puede expresarse con palabras. El acto creativo se convierte así en un medio terapéutico que potencia la autoestima, fomenta la introspección y permite resignificar experiencias personales desde una perspectiva más sana y compasiva.
A la par, prácticas como la sonoterapia aportan una dimensión vibracional y energética al cuidado emocional. A través del sonido de cuencos, gongs o instrumentos armónicos, se genera una frecuencia que induce estados de relajación profunda, reduciendo el estrés y favoreciendo la conexión con el presente. Esta experiencia sensorial estimula el sistema nervioso parasimpático, ayudando a regular la respiración, disminuir la ansiedad y restablecer el equilibrio interno.
Complementariamente, la alimentación consciente invita a reconectar con el cuerpo desde el acto cotidiano de nutrirse, promoviendo una relación más saludable con los alimentos. Escuchar las señales del cuerpo, elegir productos naturales y locales, y comer con atención plena son prácticas que impactan directamente en el bienestar mental, fortaleciendo la energía vital y la claridad emocional.
Integrar estos enfoques —arteterapia, sonoterapia y alimentación consciente— junto al acompañamiento clínico adecuado, no implica reemplazar los tratamientos médicos, sino ampliar la mirada hacia una salud mental verdaderamente holística, en la que el individuo sea reconocido como un ser integral en constante búsqueda de armonía y sentido.
La jornada contempla tres momentos de conexión y exploración personal: comenzaremos con una experiencia de alimentación consciente, para reconocer el vínculo entre cuerpo, mente y nutrición; continuaremos con un espacio creativo para reencontrar a tu niño interior a través de la pintura como un juego libre de expresión; y finalizaremos con una profunda sesión de sonoterapia, donde las vibraciones y sonidos armónicos facilitarán la relajación y el equilibrio emocional.
Una invitación a detenerte, respirar y reencontrarte con tu bienestar desde la calma, la creatividad y la presencia.






