Según el Senda los jóvenes chilenos lideran el consumo de drogas entre los países de América latina
Hoy en día, las drogas son una de las mayores preocupaciones de los padres. Saber si sus hijos están consumiendo drogas es vital para buscar ayuda a tiempo.
Las cifras que se manejan anualmente son alarmantes. Un estudio del Servicio nacional para la prevención y rehabilitación del consumo de drogas y alcohol (Senda) dio a conocer que los jóvenes chilenos, de primero a cuarto medio, lideran el consumo de drogas en el continente, siendo el tabaco, marihuana, cocaína, pasta base y tranquilizantes los más consumidos por los adolescentes.
El análisis también reveló que la sustancia más destacada es la marihuana en donde demostró que uno de cada tres adolescente entre 13 a 17 años la había probado, mientras que la pasta base comienza a los 14 años y la cocaína a los 15.
En este marco, Diana Kushner, Directora de tratamientos de Centro de Investigaciones y Asistencia a las Drogodependencias (CIAD), entregó una serie de orientaciones para detectar si un hijo o familiar adolescente está consumiendo algún tipo de droga. “Tenemos que considerar que a partir de los 14 años se da con mayor frecuencia el consumo de alcohol y la aparición THC, con igualdad de condiciones entre hombres y mujeres siendo levemente mayor en hombres, sobre los 15 años, con presencia de policonsumo incluyendo sedantes y cocaína” explica la experta.
Además, señala que es recomendable que, frente a la aparición de cambios en la conducta notoriamente en el estado de ánimo y su rendimiento tanto a nivel escolar como en la respuesta socio-familiar, debe ser atendido por los padres como una señal, ya que sin duda la edad de inicio en la exploración es determinante para factores de riesgo complejos.
Algunos de los comportamientos más comunes entre los jóvenes que consumen activamente algún tipo de droga es la señal de preocupación, desorientación, bajo rendimiento escolar, evitar el encuentro familiar, mentir en relaciones a las salidas, además no estar ubicable, no respete normas, límites, acuerdos familiares, en cuanto a horarios y lugares de estadía, agresividad pasiva o activa.
“La permisividad de los padres y la educación inconsistente es un gran factor de riesgo para los adolescentes, por otra parte, que los padres vean al adolescente como un adulto en relación a la autonomía, autocuidado y criterio en la toma de decisiones” enfatiza la directora de tratamientos de CIAD.