Cerca de 20 mil damnificados, miles de personas aisladas, más de 1600 viviendas destruidas y otras 1400 con daño mayor es parte del saldo que dejó la emergencia climática vivida en la zona centro sur del país
El crecimiento y desborde de los cursos de agua y los deslizamientos de tierra generaron, además, interrupción de caminos y puentes y problemas en infraestructura crítica como recintos de salud y establecimientos educacionales.
En ese contexto es importante tener en cuenta que las inundaciones y desbordes se producen debido a la desestabilización del equilibrio entre el volumen hídrico y la cantidad de sedimentos en un cauce y la capacidad de drenaje e infiltración del suelo en un tiempo determinado. Este desbalance lleva a un crecimiento del caudal de los cursos de agua, así lo señala Karen Correa Basilotta, Directora Geología Unab Concepción.
Estos son procesos naturales ajustados a la estacionalidad y clima de cada región. Durante estos eventos los cursos de agua ocupan sus llanuras de inundación, que son áreas adyacentes inundables durante las estaciones de alta precipitación que los cauces usan cuando se ven sobrepasados para extender su área de influencia, las cuales son siempre cambiantes dependiendo de la estacionalidad, de la geomorfología de la zona, el tipo de suelo, pendientes, la hidrología de la cuenca entre otros elementos.
Normalmente en temporadas de pluviometría baja los caudales y su capacidad de carga de sedimentos son también bajos, lo que conlleva sedimentación causando la reducción del cauce y su llanura de inundación. Si sumamos, la urbanización y dificultades en el ordenamiento territorial, las cuales favorecen la creación de infraestructura que contribuye a la disminución del área de la llanura de inundación y la capacidad de control y drenaje del cauce en temporadas de alta lluvia, se crean las condiciones propicias para provocar desastres como el registrado en los últimos días, en el cual la reducción de estas llanuras en varios casos favoreció los desbordes y deslizamientos producto del aumento del caudal, la erosión del material aledaño al cauce y la desestabilización del terreno debido a la saturación del suelo.
Por otra parte, están los humedales, además de ser hábitats muy particulares con una alta biodiversidad son muy importantes porque son áreas de captación de CO2, permiten regular los sistemas hídricos, llanuras de inundación y el impacto de riesgos naturales como inundaciones, aluviones y tsunamis. El impacto de las actividades humanas sobre estos sistemas, desde la urbanización, la contaminación, extracción de materiales de construcción y cambios de uso de suelo, aumentan la vulnerabilidad de las poblaciones en estos procesos naturales. Por esto es muy importante hacer una planificación territorial adecuada con asesoramiento científico y estudio de los ciclos y sistemas hidrológicos y climáticos en cada región que permitan evaluar los riesgos naturales, prevenir y mitigar el impacto que tienen estos eventos sobre las comunidades.