El profesional del MOP O’Higgins revisa en detalle el desarrollo del contrato que busca ampliar la ruta que une Rancagua con Machalí, una obra no exenta de problemas y que por estos días vuelve a la palestra luego de conocerse un informe de Contraloría
El 17 de mayo de 2021, en plena pandemia sanitaria por el Coronavirus, la dirección de Vialidad de la región de O’Higgins adjudicó a la empresa Imaco el contrato para la construcción de la ampliación de la Carretera El Cobre, tramo 1, con la finalidad de entregar una solución concreta de conectividad a la ruta H-27, que une Rancagua con Machalí.
La obra, que inició sus trabajos el julio de 2021 y con un presupuesto inicial de más de 9 mil 900 millones de pesos, contaba con una particularidad en materia administrativa, pues se amparaba en un convenio mandato entre el Gobierno Regional O’Higgins, que asumía el rol de entidad financiera y la dirección regional de Vialidad como unidad técnica.
Conversamos con Maurice Dintrans, Director regional de Vialidad O’Higgins, para conocer en detalle la realidad del proyecto, que por estos días recibió un informe de la Contraloría General de la República, donde se da cuenta de una serie de observaciones en la administración del contrato.
Conocido el informe de Contraloría ¿Qué tan compleja es la situación del proyecto?
En primera instancia, es importante resaltar que la auditoría abarca un determinado periodo de tiempo, y que gran parte de las observaciones que se han realizan ya han sido implementadas o están en proceso. Como Dirección regional de Vialidad fuimos notificados de dicho informe a finales de septiembre, hoy nuestro equipo de profesionales está analizando y preparando los antecedentes para dar respuesta en los plazos estipulados. En general, se plantean opciones de mejora, lo que siempre es positivo para este proyecto o cualquier otro que impulsemos como Dirección de Vialidad.
Estamos hablando de una obra de gran envergadura, un proyecto que desde sus inicios ha sido complejo, que se adjudicó en plena pandemia y bajo otra administración. Es una obra que requiere de múltiples coordinaciones con actores públicos y privados, por lo mismo sabíamos que enfrentaríamos dificultades, pero, a pesar de todo hemos avanzado. Hoy el proyecto sigue su curso y eso es algo que las vecinas y vecinos pueden ver a diario.
¿Qué opinión tiene del informe de contraloría?
Los informes de Contraloría son fundamentales para asegurar la transparencia y eficiencia en los proyectos públicos. En este caso, hemos recibido observaciones que estamos abordando con responsabilidad. Nos permite identificar áreas de mejora y fortalecer la gestión. Como Dirección de Vialidad, estamos comprometidos con seguir mejorando los procedimientos y seguir empujando esta obra que es clave para la región.
¿En el informe se habla de procesos disciplinarios…?
Cuando hay procesos administrativos, lo importante es que se sigan los procedimientos establecidos en las diversas normativas aplicables a nuestro quehacer. Nuestro enfoque, más allá de lo disciplinario, es garantizar que el proyecto se realice con el estándar de calidad y seguridad que corresponde. Hoy en día lo que más nos preocupa es avanzar con la obra para terminar en la fecha que corresponde.
¿Cuáles ha sido las principales causas que provocan el atraso de la obra?
Han sido varias. Primero, la pandemia impactó enormemente no solo en el desarrollo del proyecto, sino también en la disponibilidad de materiales y en los costos. Muchos insumos vieron un alza significativa en sus precios, lo que afectó los tiempos y la planificación. También enfrentamos el tema del reajuste polinómico D177, que tuvo un atraso en su pago y eso generó complicaciones en el avance de las obras.
Además, del atraso del cambio de postes y servicios de las empresas Telecomunicaciones y CGE que no nos ha permitido avanzar en las partidas de pavimentación de la obras. Llevamos más de 38 meses y hasta la fecha seguimos esperando el cambio de postación.
Se suma a lo anterior, una condición permanente, que es el alto flujo vehicular que tiene el sector, pues cada vez que queremos intervenir determinado sector, debemos coordinarnos con la UOCT para mitigar el impacto en el tránsito, especialmente en el cruce de Av. Bombero Villalobos con Carretera El Cobre, donde hemos tenido que ser muy cuidadosos para no afectar el flujo vehicular.
¿Cómo ha sido para la Dirección de Vialidad desarrollar este proyecto junto al Gobierno Regional?
La coordinación con el Gobierno Regional ha sido clave. Desde el principio, este proyecto se ampara en un convenio mandato, donde el Gobierno Regional asume el rol de entidad financiera y nosotros en Vialidad actuamos como la unidad técnica. Esto implica que trabajamos de manera conjunta en la planificación y ejecución de las obras. Hemos tenido dificultades, especialmente en el tema administrativo que han generado retrasos en los pagos, pero hemos logrado avanzar para sacar este proyecto tan relevante para la conectividad entre Rancagua y Machalí.
¿Cuál es la situación actual de la empresa a cargo de la obras?
Imaco, la empresa a cargo del proyecto está trabajando, avanzando en las distintas partidas con especial foco en las más críticas en materia de conectividad y movilidad. La empresa entregó una planificación de aquí hasta fin de año, y en esta planificación se observa una inyección de recursos mayor a lo visto en los últimos meses, lo que nos permitirá dar el vigor necesario para avanzar en la obra según el cronograma de trabajo.
¿En qué estado se encuentra la licitación del tramo 2 de la Carretera El Cobre?
El tramo 2 se licitó y llegaron diversas ofertas, pero todas por sobre el monto establecido en las bases. Por lo mismo, hoy estamos reevaluando con la idea de iniciar las obras durante el primer semestre del próximo año.