Detrás del uniforme verde, muchas veces hay historias de hombres y mujeres que en la vorágine del quehacer diario pasan desapercibidas para la mayoría de las personas
La cabo 1º Claudia Inostroza, oriunda de Cañete, trabaja hace 8 años en la 2ª comisaria de Santa Cruz, tres de los cuales a tenido que compatibilizar con ser la mamá de Joaquín, trabajar de Carabinera y criar a su hijo sin una red de apoyo.
“No ha sido fácil, cumplir con todos los roles, pero uno tiene que dar siempre lo mejor de sí. Yo saco fuerza de los besos y abrazos que me da mi hijo”.
La Cabo Inostroza reconoce que el ser madre le ha dado una sensibilidad distinta, que refuerza la vocación de servicio que siempre la acompaña en su trabajo. “me pongo en el lugar de las madres que se acercan a mí, con empatía y sentimientos. Todos los días en nuestro trabajo son diferentes, a veces uno termina muy cansada, pero sé que tengo que sacar adelante a mi hijo y que hay personas que necesitan de nuestro trabajo”.
A la hora de recocer apoyo, Claudia nos cuenta que “mis compañeros de pega -en la 2ª comisaria Santa Cruz- son un 7, todos están pendientes de mi hijo y me ayudan a salir adelante” y también reconoce la comprensión y apoyo de la comisario, mayor Karla Piña, “ella empatiza conmigo como mujer y me da las facilidades para cumplir en mi trabajo y con mi hijo”.
“A veces uno va por la calle y las personas con las que interactúa no se dan cuenta que uno tiene los mismos problemas, necesidades, sueños y esperanza que ellos, porque el uniforme puede ser una barrera, pero uno es de carne y hueso igual que ellos, por eso queremos que nos conozcan tal como somos”, agregó la Carabinera.