El Prof. Luis Puente Díaz, de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, de la Universidad de Chile, analiza el proyecto de incluir sellos en los endulzantes y productos que contienen edulcorantes, sumándose a la Ley de Etiquetado de Alimentos, implementada hace siete años
En el mercado se puede encontrar un amplio espectro de endulzantes de distinto origen, formato y presentaciones. También están presentes en productos, como bebidas, chocolates, helados, mermeladas, pastelería, cereales y bebidas energéticas, entre otros.
México y Argentina han sumado un sello de advertencia en productos que contienen endulzantes. El Ministerio de Salud chileno está estudiando la posibilidad de adaptar esta iniciativa a la realidad local. Sin embargo, existen opiniones divididas de los especialistas sobre esta futura política pública.
“La ventaja más importante es informar a los consumidores sobre el contenido de los alimentos que está comprando o consumiendo. Con esto se espera que la población al estar más informada pueda tomar decisiones, en función de su estado de salud, preferencias y de su percepción sobre el efecto de los edulcorantes en la dieta. En este sentido, es interesante ver como esto afecta al consumo y producción de alimentos con edulcorantes artificiales en los próximos años, así como también sus posibles repercusiones en temas de salud pública”, puntualiza el Prof. Luis Puente Díaz, del Departamento de Ciencia de los Alimentos y Tecnología Química.
El académico explica que esta idea nace a partir de la nueva guía sobre los endulzantes no azucarados de la OMS, basada en un estudio que dio como resultado que este tipo de edulcorantes no tendrían beneficio a largo plazo sobre temas como la disminución de grasa en adultos y niños. Tampoco servirían para reducir las enfermedades no transmisibles (ENT), como cáncer o diabetes.
“Lo que más se puede encontrar en la literatura es un riesgo de cáncer asociado al consumo prolongado en el tiempo de edulcorantes. Uno de los edulcorantes con mayor riesgo es el aspartame por lo que se recomienda evitar su consumo prolongado”, sostiene el académico.
Sin embargo, el azúcar tampoco sería una opción saludable. Lo ideal es seguir las recomendaciones de la OMS que hace un llamado a preferir alimentos naturales como frutas y verduras en reemplazo del azúcar, lo cual es beneficioso para la salud y además contienen un dulzor equilibrado.
“Mi visión sobre los endulzantes, al igual que muchos otros aditivos, es que usados de acuerdo a lo establecido por la normativa respectiva no son malos. Si es importante siempre estar informado de lo que se come y tener una alimentación equilibrada, sin excesos ni deficiencias”, sostiene.
“En este sentido es importante recordar una frase que se atribuye a Paracelso (Siglo XVI) que dice “Todo es veneno y nada es veneno, solo la dosis hace el veneno”. Esta frase es atemporal y tiene vigencia hasta estos días, todos los alimentos y sus compuestos constituyentes deben ser consumidos respetando las dosis diarias recomendadas”, añade.
Consumidor ideal
“Es difícil dar una recomendación, pero los edulcorantes no calóricos aportan sabores dulces, pero sin calorías lo cual los haría buenos para personas que disfrutan de productos con sabor dulce, pero que quieren disminuir su ingesta de calorías, por otra parte, también pueden ser recomendados para personas que padezcan diabetes y obesidad”, detalla el Prof. Luis Puente.
Un tema interesante y más complejo de analizar podrían ser los cambios que se producen en la microflora al cambiar nuestra ingesta de azúcares y reemplazarlos por edulcorantes.
“Es importante mencionar que cuando los edulcorantes se utilizan en reemplazo o para reducir la cantidad de azúcar siempre se generan cambios en la percepción sensorial y el desarrollo de los sabores, lo cual es un desafío tecnológico que hay que atender. Por ejemplo, en una mermelada tradicional se suelen emplear proporciones de 50% de azúcar y 50% de fruta, cuando el azúcar se reemplaza por algún edulcorante es necesario trabajar para igualar aspectos como, por ejemplo, el brillo y la consistencia del producto final”, concluye.
Por otro lado, la Dra. Claudia Bambs, académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina UC e investigadora ACCDiS, agrega que “es importante que la ciudadanía reciba información clara sobre este tema a través de mensajes comunicacionales que indiquen que el excesivo dulzor de los alimentos es perjudicial, especialmente para niños pequeños”. Además, señala que “independiente de si se agrega un sello de alerta sobre edulcorantes a los alimentos, lo más relevante es tomar medidas para que ocurra la regulación de la cantidad de edulcorantes presentes en los distintos productos. Esta regulación del contenido de edulcorantes en los productos mismos es la estrategia más importante para reducir el consumo de edulcorantes en la población”.