La terapeuta María Elena Honorato nos entrega detalles de su profesión y el impacto en la comunidad usuaria
Esta semana se celebró el Día del Terapeuta Ocupacional, y por ello quisimos conocer un poco más de esta profesión y su aporte a la medicina. Para ello, conversamos con María Elena Honorato, quién realiza esta labor en el Hospital de Coinco, quien habló respecto a sus funciones y la ayuda que entrega a la comunidad usuaria.
Comenzamos conociendo sobre qué es la terapia ocupacional, a lo que María Elena explica que “es una disciplina del área de la salud que busca facilitar en las personas el desarrollo de su autonomía, es decir, la capacidad de decidir sobre su vida, sus derechos y el bienestar a nivel personal y comunitario. Entendemos que las personas se involucran en diferentes actividades cotidianas que les dan sentido a su vida, y que por diferentes situaciones podrían verse afectadas. Por ello nuestras intervenciones buscan fomentar la independencia y la autonomía, desde la ciencia pero también desde el arte de procesos individuales significativos”.
Al momento de abordar sus funciones, la profesional detalla que “en general nuestra labor es comprender como las personas se desenvuelven en su día a día, ahí entramos a evaluar las destrezas de ejecución, las demandas que significa participar en ciertas actividades, las diferentes áreas de la vida diaria, los patrones que sigue, los valores y creencias, los contextos en los cuales participa. A todo eso lo llamamos el desempeño ocupacional”.
“Una vez que lo estudiamos nuestra labor consiste en realizar adecuaciones tanto en la persona, como por ejemplo diseñar productos de soporte y ayudas técnicas, modificar actividades para favorecer la participación, y muchas veces modificando las barreras ambientales que repercuten en la calidad de vida de las personas. Existen muchas barreras también sociales y culturales, y nuestra misión también consiste en visibilizar aquellos «detalles» que marginan, van alienando a las personas. Sensibilizando en la necesidad de un entorno más diverso, inclusivo y participativo”, complementa la funcionaria.
En particular en el Hospital de Coinco, la profesional sostiene que “actualmente trabajamos dos terapeutas ocupacionales en el hospital, con mi colega Camila Osorio apoyamos los equipos del Programa Chile Crece contigo, la Sala de rehabilitación, la Unidad de Hospitalización, Programa de Salud Mental, en el programa de Demencias y el Programa de Adulto Mayor. Nos gustaría poder llevar nuestra profesión a donde sea necesaria, nos damos cuenta que todavía falta mucho por cubrir, así que ojalá pudieran nuevas terapeutas ocupacionales unirse a este maravilloso equipo”.
María Elena habló respecto a quienes deben asistir a atenderse con ellos, aclarando que puede ser “toda persona que esté pasando una situación de vida que impacte en sus actividades cotidianas, de tal forma que haya dejado de hacer sus cosas de manera independiente, que tenga dificultad para hacerlas o que se reste de ellas. Un terapeuta Ocupacional apoyará a retomar e incluso reformular su día a día hacia proyectos de vida y anhelos que le hagan sentido y aporten a su calidad de vida y desarrollo personal”.
Pese a su importancia, esta disciplina todavía no es muy conocida por las personas en general, la explicación que nos entrega la funcionaria es porque “es una disciplina relativamente joven, recién lleva 59 años, al menos en nuestro país, es una profesión que nace a partir de las guerras mundiales, ya que los heridos de guerra quedaron gravemente lesionados sin poder retomar sus vidas. Las guerras eran una situación en su tiempo muy alejada de nuestra realidad, que poco a poco han dado espacio para que la terapia ocupacional o más bien, las terapias ocupacionales se hayan ido desarrollando en función de los territorios, de la diversidad e integralidad de las personas”.
Finalmente quisimos saber si existe alguna anécdota respecto a este desconocimiento de la profesión, a lo que María Elena recuerda que “en una ocasión, en un taller comunitario las personas desconocían mi profesión y pensaban que yo era la «ayudante de la kinesióloga» idea que poco a poco fuimos dejando atrás y mostrando la complejidad de nuestra disciplina con intervenciones que finalmente les permitían entender mejor de que se trataba todo esto”.