Según la Revista Médica, Chile 2020 y el artículo “Personas mayores en Chile: el nuevo desafío social, económico y sanitario del Siglo XXI”, las personas mayores (PM) en Chile presentan coexistencia de 2 o más enfermedades crónicas (multimorbilidad
Condición que incrementa la demanda de cuidados a largo plazo y costos de salud asociados. El segundo estudio nacional de dependencia en población adulta mostró que 38,3% de los adultos mayores en Chile tiene dependencia en cualquiera de sus grados, lo que evidencia la necesidad de implementar un sistema de cuidados a largo plazo, así lo señala Francisco Castro Soto, académico de Terapia Ocupacional, UNAB Sede Viña del Mar.
Dado que el estado funcional es el mayor determinante de calidad de vida de las PM, prevenir y revertir la dependencia debe ser prioritario en la agenda pública de Chile. Las enfermedades crónicas no transmisibles en la población de personas mayores se definen como una condición irreversible que se instala paulatina e insidiosamente, provocando deterioro en los sistemas corporales y con consecuencias a nivel funcional, emocional y social.
La OMS en el 2019 define a las enfermedades crónicas no transmisibles como enfermedades de los estilos de vida. Dentro de las principales enfermedades crónicas de la población mundial, encabezan en este grupo, las enfermedades cardiovasculares, seguido por las enfermedades pulmonares, condiciones crónicas como la obesidad, diabetes e hipertensión. Por último, encontramos las enfermedades mentales, osteoporosis y músculo esqueléticas como enfermedades que se instalan en la sociedad y que afecta su diario vivir. Las estadísticas mundiales en el 2012 por la OMS, indica que la hipertensión, la diabetes y la obesidad aumentaron considerablemente su incidencia en 194 países. En Chile no se está ajeno de esta situación, siendo las con mayor predominio, las enfermedades cerebrovasculares, cánceres, diabetes mellitus y obesidad. Chile es el segundo país de Sudamérica con más mujeres obesas y tercero en hombres, así como también encabeza en el ranking con la mayor cantidad de personas con hipertensión en la población nacional.
Desde la Terapia Ocupacional se promueven estilos de vida saludable y de esta manera prevenir, disminuir y eliminar factores de riesgo. En lo específico, incentivar rutinas ocupacionales con una tendencia hacia la actividad física y vida activa; realizando terapias de respiración para disminuir niveles de ansiedad; educarse con respecto a cómo prevenir las enfermedades crónicas; incentivar a la población a participar en actividades sociales y comunitarias; a saber identificar factores de riesgo de posibles enfermedades crónicas; generar educación sobre técnicas de protección articular para promover una mayor participación ocupacional, y por último gestionar ayudas técnicas para incluir aquellas personas con dificultad en el desplazamiento en actividades comunitarias y sociales. Resumiendo, se busca que la población mayor logre una mayor adherencia al proceso de cambio conductual, generando una sobrevida con una mejor calidad de vida.