Con una vasta trayectoria en el servicio público, el periodista busca validar en las urnas el trabajo que desarrolla hace ya casi dos años en el Consejo Regional. “Es necesario pisar el acelerador y trabajar en cómo le damos un orden y un camino determinado a la región”, sostiene
De un hablar directo y con marcados énfasis, Mauricio Valderrama tiene claro que el trabajo como consejero regional es intenso y no para.
No por nada lleva casi dos años como Core por Cachapoal I, la circunscripción que abarca a la comuna de Rancagua, periodo en el que ha puesto sobre la mesa y denunciado distintos temas en el Gobierno Regional.
Entre estos últimos están situaciones como la intención que tenía el actual gobierno de disminuir dramáticamente el presupuesto del Teatro Regional Lucho Gatica de Rancagua o los cuestionados concursos públicos donde se pretendía dejar personal designado justo antes de la eliminación de la figura del Intendente.
“Yo defiendo Rancagua por sobre todo”, señala enfático Valderrama. “Principalmente porque creo que a veces se es injusto con la ciudad. En reiteradas ocasiones se le castiga, atribuyendo que es un territorio que concentra mucha inversión y muchas veces no es así”.
Y es que el periodista, de 47 años, casado y con dos hijos, sabe cómo funciona el aparato estatal. No solo por su trabajo desde el Consejo Regional, sino que, en su trayectoria, donde además suma labores en medios de comunicación regionales y nacionales, acumula experiencia en el sector público.
Desde asesor comunicacional y parte de equipos de prensa de municipios y seremías, hasta liderar las Secretarías Regionales Ministeriales de Transporte y de Gobierno, Valderrama incluso fue gobernador de la provincia de Colchagua.
“Siento que esa experiencia me da una perspectiva diferente, una mirada regional que otras personas no necesariamente tienen”, plantea el militante del Partido Socialista.
Es así que decidió convertirse en candidato a la consejería regional por Cachapoal I y validar ese trabajo en las urnas el 21 de noviembre.
“Creo que Rancagua tiene que, fundamentalmente, apurar el tranco y transformarse en una ciudad mucho más inteligente. Desde el reciclaje, el cuidado de los bosques, las mascotas, los animales, las personas y, principalmente, en cómo somos capaces de hacer que toda la energía o conocimiento que hay en la región, se quede acá”, afirma Valderrama.
En esa línea, el también presidente de la Comisión de Cultura y Patrimonio del Consejo Regional, postula que este es un momento clave para generar acciones que lleven tanto a Rancagua como a la región a dar el siguiente paso.
“Estamos en una etapa en que se acabaron la excusas”, asevera tajante. “Continuar lamentándonos que todo se queda en Santiago no va más. Es necesario poner el acelerador y trabajar en cómo le damos un orden y un camino determinado a la región de O’Higgins”.
Es con ese sentido de urgencia que Valderrama plantea que, en materia de inversión, el territorio no se puede quedar atrás. “Hoy el mundo está cambiando y las decisiones están atrasadas”, señala. “El Core tiene que liderar algunas intervenciones económicas que permitan que en ciertas áreas se tome un rumbo, que se traigan empresas de tecnología mundial a la región. Hay cosas que nos podrían hacer dar un salto cualitativo pensando también en nuestros jóvenes, porque hay que modernizar no solo el pensamiento, sino también las formas y la acción”, añade.
Por ello Valderrama apunta a poner esfuerzos en el desarrollo de la investigación, de mano de un fortalecimiento en esta área de la Universidad de O’Higgins, y replantear ciertos modelos ya instalados que podrían aportar mucho más al desarrollo regional.
“El sistema agrícola y minero que mantenemos viene desde la época colonial. Es extractivo y de temporada, no nos hace evolucionar”, dice el también fanático de Iron Maiden.
“Si bien ambas son fuerzas productivas grandes, potentes y generalmente bien remuneradas, no aportan al conocimiento innovador, no crean mucha ciencia, no hay tanto desarrollo tecnológico y si es que existe, queda solo en esa área. Por ejemplo, en el tema minero, deberíamos ser exportadores de industria minera, de sistemas de operación, de maquinaria, de temas asociados por ejemplo a la minería del cobre”, detalla Valderrama.
Con esos conocimientos, experiencias y visiones, es que el hombre de 47 años asegura que hoy tiene incluso más ganas de ser consejero regional que cuando recién asumía el cargo.
“Tú te das cuenta de que, si bien las herramientas no son tantas, si uno las sabe emplear, puede lograr buenos resultados”, dice Valderrama. “Soy una persona que no se queda tranquilo cuando veo injusticias. Me gusta que las cosas se hagan y soy capaz de monitorear lo suficiente. No me creo ni más ni menos que nadie y me dedico a trabajar en temáticas que siento importantes para la sociedad”.
Y para los rancagüinos, su mensaje es claro: “Le pongo el hombro, trato de hacerlo bien y dar todo lo que está en mí. Hay que tener la humildad de escuchar y entender a los vecinos, para llevar sus problemas, inquietudes y necesidades al Core y que eso pueda dar frutos. Siento que esa forma de autoridad ciudadana está en mí”.