
En pleno 2024, la igualdad de género sigue siendo una meta lejana para las empresas chilenas. Si bien los datos del Sexto Reporte de Indicadores de Género en las Empresas en Chile reflejan algunos avances en participación femenina, el ritmo es insuficiente para cerrar las brechas históricas que afectan a las mujeres en el ámbito laboral y directivo
Un dato positivo es el crecimiento de la presencia femenina en directorios, pasando de un 13% en 2021 a un 24% en 2024. Sin embargo, este progreso se estanca en los niveles ejecutivos y en la fuerza laboral general. Las mujeres representan apenas el 25,6% de las gerencias de primera línea y 39,6% del total de personas trabajadoras en las empresas analizadas. Peor aún, en 177 empresas (35,4%) no hay ni una sola mujer en puestos de gerencia, y 182 (36,4%) tienen directorios conformados únicamente por hombres.
El panorama salarial no es más alentador. La brecha de género persiste, con las mujeres ganando 9,3% menos que los hombres en niveles administrativos y 8,6% menos en cargos ejecutivos. La penalización económica por el solo hecho de ser mujer sigue siendo una dura realidad, y la equidad salarial parece ser aún un compromiso más discursivo que práctico.
El desafío de cambiar las reglas del juego
La inequidad no es un problema de talento, sino de oportunidades y sesgos estructurales. Las cifras reflejan que la inserción de mujeres en los niveles de toma de decisión no avanza con la urgencia requerida. ¿Qué frena el cambio? Estereotipos de género, falta de políticas de conciliación trabajo-familia y, sobre todo, la resistencia de muchas empresas a transformar sus culturas organizacionales.
La ley de «Más Mujeres en Directorios», actualmente en tramitación, es un paso clave para aumentar la representación femenina en la alta dirección. No obstante, la equidad no se logra solo con cuotas: es fundamental promover procesos de selección sin sesgos, programas de mentoría para mujeres líderes y políticas empresariales que incentiven la corresponsabilidad parental.
No basta con buenas intenciones
El mundo avanza hacia la inclusión, y las empresas que se resisten a este cambio no solo pierden competitividad, sino también talento. La diversidad en los equipos directivos no es solo una cuestión de justicia, sino de eficiencia: está comprobado que empresas con mayor presencia femenina en sus directorios son más innovadoras y rentables.
El reporte 2024 deja claro que hay avances, pero también que el desafío sigue siendo titánico. Se necesita un compromiso real, con acciones concretas que eliminen barreras y aceleren el camino hacia la igualdad de género en el ámbito laboral. Chile no puede seguir esperando.