El sondeo mide las expectativas en torno al trabajo de los nuevos representantes y también las características y actitudes que se esperan de ellos. De igual forma, más de un 80% considera “imprescindible” que la Convención incluya un mecanismo de participación ciudadana
A casi un mes de instalada la Convención Constituyente, la plataforma de conversación y participación ciudadana Tenemos que Hablar de Chile —junto a la empresa consultora Criteria— dieron a conocer los resultados de la encuesta que mide la percepción de la ciudadanía sobre los principales actores políticos, la participación y el diálogo público. Para eso se consultó a 1.500 personas de todas las regiones del país, 50% hombres y 50% mujeres, de todos los niveles socioeconómicos. La encuesta se realizó dos semanas antes del comienzo de la Convención y sirve como una línea base y mirada inicial sobre la conversación en el proceso constituyente.
La encuesta arroja que el 82% de las personas considera “imprescindible” que la Convención tenga mecanismos de participación ciudadana y en caso de haber alguno, el 78% dice que se haría parte del proceso constituyente. Si bien es un tema que los y las constituyentes aún están por definir, desde el sondeo surgen ciertas preferencias de participación tales como la implementación de una plataforma virtual para comentar las discusiones (49%), cabildos comunales o barriales, con representantes de la convención (46%) y consultas ciudadanas virtuales con sistema de votación electrónica (45%).
Los datos anteriores se vinculan con los hallazgos de las conversaciones impulsadas por Tenemos que Hablar de Chile en 2020. Uno de ellos fue la participación ciudadana entendida como un deber y un derecho. A ojos de los y las participantes, cumple un rol fundamental para supervisar el trabajo de los y las representantes. Para María José Lincovil, coordinadora de participación ciudadana de Tenemos que Hablar de Chile, las cifras de la encuesta evidencian que “no se trata solo de habilitar un espacio de participación, sino que se debe procurar que estos sean abiertos a la ciudadanía, que reconozcan la diversidad, que sean inclusivos, transparente e incidentes. Como país no podemos darnos el lujo de seguir marginando a quienes históricamente han quedado relegados de la discusión pública”.
Con un proceso constituyente en marcha y ad portas de las elecciones presidenciales y parlamentarias, el estudio muestra que el 84% prefiere a líderes políticos que privilegien los acuerdos y no sus propias posiciones. En esa materia, las personas esperan de la Convención “que conozcan bien los problemas de las personas” (66%), “que estén dispuestos a colaborar con quienes piensan distinto a ellos” (49%) y “que estén dispuestos a cambiar de posición si se les presentan buenos argumentos” (41%). En esa misma línea, se consultó a las personas por las actitudes que se esperan de los nuevos representantes para que puedan hacer un buen trabajo: “que sean estudiosos, reflexivos, serios e investigativos” (64%) de las menciones, “que tengan disposición a llegar a acuerdos” (62%), y “que sean autocríticos, dispuestos a revisar sus posiciones” (48%).
Radiografía al diálogo
En cuanto al clima del diálogo público, un 84% de los chilenos y chilenas prefiere a líderes políticos que “privilegien los acuerdos y no sus propias posiciones”, cifra que contrasta en gran medida con el 58% de los encuestados que respondió lo mismo en la encuesta CEP de septiembre de 2017. Sin embargo, los actores políticos presentan grandes desafíos en esta materia. La mayoría son vistos como espacios que no promueven el diálogo. La Convención es la que aparece mejor, pero con un punto de partida bajo. El 36% de los encuestados considera que los miembros de la Convención Constituyente promueven el diálogo en el país, siendo el grupo mejor evaluado al comparar con otros actores como alcaldes y concejales (32%), candidatos presidenciales (18%), diputados y senadores (17%), autoridades del gobierno (16%) y representantes del empresariado (13%), entre otros.
Y aunque existe una esperanza en el trabajo y una mayor constatación de disposición dialogante de la Convención, la ciudadanía observa ciertas amenazas: un 51% señala que el “que se impongan posiciones extremas que generen rechazo en la ciudadanía” puede truncar el éxito de la Convención, seguido de “que “no haya disposición suficiente para lograr acuerdos” (49%) y “que no se considere la opinión de la ciudadanía más allá de la Convención” (43%).
“La Convención, al menos antes de su punto de partida, aparece como un espacio que logra representar mejor los anhelos de diálogo. Pero este es un desafío muy complejo y no está asegurado”, dice Valentina Rosas, subdirectora de Tenemos que Hablar de Chile. “Lo que muchos anhelan es una política del diálogo y los acuerdos, pero no aquella donde los líderes posan para la foto, sino con acuerdos amplios, participativos y conectados con los problemas de las personas. Será tarea de muchos apoyar que los espacios, internos y externos, se abran a una construcción colectiva basada en el diálogo”, señala.
Los resultados del estudio serán compartidos con los miembros de la Convención, tal como fueron socializados los diez hallazgos que surgieron de las conversaciones digitales que impulsó Tenemos que Hablar de Chile. El objetivo de la plataforma es entregar insumos a las autoridades y a la opinión pública, aportando así a la creación de mejores políticas y al proceso constituyente que ya está en marcha.