El pasado 23 de junio, el agricultor Samuel Acevedo se encontraba ayudando, con coloso y tractores, a sacar gente que estaba atrapada por las inundaciones en el sector Monte Lorenzo Abajo, comuna de San Vicente de Tagua Tagua
Cuando le dijeron que el río Cachapoal se había desbordado en Romeral Arriba y podía llegar hasta su campo. Después le avisaron que efectivamente así había ocurrido. Al ver su predio bajo el agua, quedó impactado.
“Tenía 7 hectáreas de repollo, coliflor y brócoli y sufrí pérdida total, un 100 por ciento. Era imposible recuperar algo, no salvé nada. El agua lo tapó todo. Sabía que se salía el río en el sector bajo, pero jamás imaginé que podía pasar en mi terreno, no le tomé el peso y no tenía seguro. Pero contra la naturaleza no hay nada que se pueda hacer. Ahora voy a tener que trabajar otro potrero, con alfalfa y siembras de verano”, cuenta el agricultor, que partió en la actividad hace veinte años con media hectárea.
El desborde del río Cachapoal azotó principalmente a las comunas de Coltauco, Doñihue, Malloa, Río Claro y San Vicente de Tagua Tagua, con más de 1.200 hectáreas agrícolas afectadas, más de 220 mil metros cúbicos de canales colmatados (con sedimentos) y 23 mil regantes (60% de INDAP) afectados. Uno de ellos es Samuel Acevedo, en cuyo predio se realizó un taller de manejo y laboreo conservacionista de suelos agrícolas afectados por inundación, a cargo de Jorge Carrasco, experto en suelos de INIA Rayentué.
La actividad, que se replicará en otros territorios, estuvo dirigida a una treintena de agricultores y agricultoras del sector Monte Lorenzo y contó con la asistencia del director nacional de INDAP, Santiago Rojas; el director regional del servicio, Braulio Moreno; el director de INIA Rayentué, Cristián Aguirre, y técnicos del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) y el Servicio de Asesoría Técnica (SAT) de la comuna.
Metido dentro de una calicata (excavación) de un metro de profundidad, el ingeniero agrónomo Jorge Carrasco realizó un análisis del suelo afectado por la inundación, entregó recomendaciones para el uso de enmiendas y dio a conocer las diferencias y beneficios de los distintos equipos para el laboreo (arados de disco y escarificador) y respondió preguntas de los agricultores y agricultoras presentes.
Según explicó Carrasco, aun cuando hay sectores de la región donde la fuerza de las aguas arrasó los campos y dejó una capa de sedimento de un metro, lo que obligará al uso de maquinaria pesada y a una recuperación paulatina, en la mayoría de los predios este sedimento fluctúa entre los 10 y los 40 centímetros y con un laboreo con arado de vertedera se puede incorporar al suelo antes de que se seque.
También señaló que, según análisis preliminares, este sedimento tiene arena, arcilla, limo y entre un 4 y un 7 por ciento de materia orgánica, lo que es una buena noticia porque enriquecerá el suelo y hará menos necesario el uso de enmiendas (guano o compost).
“En el caso del sedimento lo que hay que hacer es atacarlo altiro con labores de incorporación al suelo con arado escarificador, lo que mejora la aireación del suelo y con eso la infiltración del agua. Y al facilitarse la infiltración del agua, ya se resolvió el problema y se recupera la condición de suelo cultivable. Lo fatal es dejar el sedimento, porque después se seca y es difícil de manejar”, apuntó Carrasco.
El director nacional de INDAP, Santiago Rojas, informó que esta es una de las varias medidas con que el servicio está apoyando a los productores y productoras afectados por el sistema frontal y que se complementa con la entrega de alimentación animal y apícola, la recuperación de los canales y bocatoma, la entrega de incentivos de emergencia, la prórroga de créditos, los concursos de riego abiertos por la CNR y el próximo plan de rehabilitación para retomar la producción.