Desde la sociología, podemos entender el fenómeno alrededor de Leda Bergonzi desde dos perspectivas principales.
En primer lugar, se la reconoce como alguien que puede conectar nuestro día a día con algo más allá de lo ordinario, así lo señala Fernando Valenzuela Arteaga, director de Sociología UNAB Viña del Mar / Santiago.
La gente la ve capaz de vincular lo sagrado con nuestras vidas diarias, ofreciendo tanto poder como significado. No solo se la reconoce por curar usando lo sobrenatural, sino también por dar sentido a nuestras experiencias cotidianas de enfermedad, dolor y dificultades. Por ejemplo, sostiene que el cáncer puede tener su origen en la falta de perdón. Según la teoría social, atribuir significado a nuestras experiencias corporales, incluso si no está conectado a lo divino, puede tener efectos curativos.
En segundo lugar, desde la teoría social, observamos que la atribución de habilidades extraordinarias es la base del liderazgo carismático. Esto significa que las comunidades legitiman el liderazgo de alguien reconociendo estas habilidades, permitiéndoles tomar decisiones que afectan a todos, independientemente de lo que piense cada persona. Para las instituciones, esto conlleva riesgos, como hemos visto en la historia del cristianismo. Puede dar nueva vida a la participación colectiva en rituales, pero también puede generar crisis al basar el liderazgo en aspectos individuales que rompen con las tradiciones. Por eso, la Iglesia Católica ha tratado de integrar las actividades de Leda Bergonzi en sus prácticas habituales. La Iglesia de Rosario la respalda, reconociendo a la comunidad Soplo de Dios Viviente como un grupo carismático. Además, un grupo de sacerdotes la acompaña en sus actividades públicas, que comienzan con la Santa Misa. Así, intentan enmarcar su carisma individual dentro de la institución de la Iglesia.