El deportista paralímpico, triple medallista en los juegos de Tokio 2020, visitó el Teatro Teletón y conversó con Don Francisco sobre el papel de la institución en su rehabilitación
Alberto Abarza (36) se convirtió este año en el deportista chileno que más medallas ha obtenido en la historia de los Juegos Paralímpicos. Una carrera deportiva que nació de manera insospechada durante su proceso de rehabilitación en Teletón, y que este 2020 coronaría en Tokio junto al brillante desempeño de todo el Team ParaChile.
En una conversación inédita hasta ahora con el animador Mario Kreutzberger, realizada en el Teatro Teletón como parte de las actividades de campaña para convocar a la jornada solidaria del próximo 3 y 4 de diciembre, el deportista recordó el largo proceso de rehabilitación que realizó, y que comenzó cuando su mamá lo llevara al Instituto Teletón de Santiago. Su diagnóstico fue síndrome de Charcot–Marie–Tooth, una condición que hace que los músculos se vayan atrofiando con el paso del tiempo.
Durante su terapia lo incentivaron a nadar y a disfrutar del agua como un juego. Nunca pensó en competir, pero con el paso del tiempo sus aptitudes comenzaron a abrir la posibilidad de profesionalizarse. “Yo solamente nadaba en la Teletón. Me buscaban para ir a competir y yo decía que no, porque pensaba: qué voy a ganar, nunca voy a ganar una medalla”, pensaba él. A los 24 años un profesor de Teletón lo convenció, pero llegar a ese momento en su vida fue un proceso largo y nada sencillo, contó el deportista a Don Francisco durante la entrevista.
-Sé que no siempre fue fácil para ti. Tuviste un momento negro en tu vida a los 17 años en el que dijiste “hasta aquí llego” …
Antes caminaba más. Podía moverme con estos aparatos metálicos, parecidos a los que usaba Forrest Gump, que me proporcionó Teletón para ponerme de pie. Pero llegó un momento en que mi columna ya no resistía los pasos. Ahí me pasaron la silla de ruedas y dije “no, ya nada más. Ya estoy cansado de luchar, de hacer cosas. Quiero quedarme en casa”. Ahí estuve tres años.
-¿Qué te hizo volver?
Fueron dos factores muy importantes. El primero fue la Teletón; el segundo, mis padres. Mis papás vieron que ya llevaba más de dos años en la casa y un día me hablaron. Mi mamá me dijo: “Te voy a contar algo. Yo siempre voy a pescar por ti, para darte de comer. Pero un día yo no voy a estar. Necesito que tú aprendas a pescar porque algún día tendrás que hacerte cargo de ti. Tienes que estudiar, trabajar para salir adelante…” Y eso me hizo cambiar.
-A veces trato de explicarle a la gente la oportunidad que he tenido de trabajar en una obra tan bonita como la Teletón. Pero yo no puedo explicar bien lo que es, porque soy solamente un visitante… ¿Cómo le explicarías a aquellos que no creen en la Teletón, lo que es?
Yo trato de poner mi mismo ejemplo, de lo que a mí me dieron, del amor con el que me llenaron todos estos años. No solamente se fijaron en la forma de rehabilitarme, sino también que mi madre, con 17 años, fuera acogida. Llegar con un hijo con una discapacidad fue un tremendo golpe y la acogieron con un amor tremendo. (…) Siempre lo defino así: la Teletón es como mi segunda mamá. Porque, si bien uno se va o sale, siempre vuelves, y cuando vuelves te recargas de toda esa energía y ese amor.
Alberto recordó cómo Daniel Verdugo, el profesor que le enseñó a nadar en Teletón, le dijo “algún día vas a ser papá”, cosa que él no creyó en ese momento. Hoy, tiene dos hijas –una de 11 años y otra de 11 meses–, un trabajo estable y una admirable carrera como deportista.
“Lo único que le pido a la gente es que ojalá que todos los niños pudieran tener la oportunidad que yo tuve, de que nos entregaran todas esas herramientas. Si hoy llegué a ser papá, trabajador o deportista, fue gracias a Teletón”, explicó.