Columna de opinión de Dra. Gabriela Vásquez Leyton, Académica de la Escuela de Educación, Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la UNAB
La enseñanza de la Historia debe promover las competencias y actitudes que permitan el desarrollo del pensamiento crítico, para fortalecer la participación democrática de los sujetos históricos, como seres conscientes de los derechos y los deberes que implica vivir en la sociedad actual, cosmopolita y globalizada. Esta situación es de vital importancia para el desarrollo político de un país, sobre todo, en estos los momentos cruciales que vive el nuestro, cuando se deben considerar las implicancias de la formación de una ciudadanía democrática que promueva valores como la tolerancia, el diálogo y la participación. Por ello, desde la escuela debemos promover una educación que responda a un enfoque maximalista de la ciudadanía, a partir de conceptos, procedimientos y actitudes necesarios para que los futuros ciudadanos puedan formar parte de la sociedad actual y respondan significativamente a los requerimientos de la institucionalidad democrática.
En este sentido, desde el currículum escolar de la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, se ha establecido potenciar en las y los estudiantes conocimientos, habilidades y disposiciones que les permitan estructurar una comprensión de su entorno social y de su presente, que les orienten a actuar crítica y responsablemente en la sociedad, considerando los principios de solidaridad, el cuidado del medio ambiente, el pluralismo, la valoración de la Democracia y el respeto de la identidad nacional (Mineduc, 2013). Por lo anterior, se espera que comprendan las experiencias sociales y culturales distintas como una forma de enriquecimiento personal y colectivo, sintiéndose y construyéndose como sujetos históricos.
Por tanto, debemos valorar las oportunidades didácticas que nos ofrece la vinculación de la formación democrática de la ciudadanía con la enseñanza de la Historia, ya que muchos de sus conceptos, principios y valores son parte de los procesos históricos que se aprenden en las aulas, por tanto, como profesores debemos enfocar la enseñanza y el aprendizaje de las y los estudiantes en la comprensión de los problemas de la realidad y en el análisis de cómo se ha construido la sociedad actual, utilizando el contexto actual y la experiencia del plebiscito, para fortalecer desde la escuela una ciudadanía responsable, participativa y democrática, consciente de los compromisos de los procesos políticos y sociales de los que forman parte.