Las excusas agravan la falta. Los cobardes abandonan el barco y a los ineptos se les avisa (porque no se les ocurre) que es tiempo de tomar su «hermoso» cuerpo para salir a buscar nuevos horizontes
Pero en el particular caso de O’Higgins, jugadores y directivos, no pidan disculpas, ¡váyanse rápido y a la ctm!, pues, su estadía en Rancagua solo genera asco y repudio mayoritario. Son una manga de personajes inoficiosos que destruyeron los sueños e ilusión de miles de hinchas.
De este plantel, nadie merece continuar, aún cuando los contratos onerosos, digan lo contrario. Sean éticos y demuestren educación para retirarse sin chistar ni con declaraciones victimizantes ante la prensa.
Exploren otros caminos, sean sensatos y prudentes para conversar con la almohada y decidir hacer las maletas sin obligación. Basta de sonrisas irónicas y conductas arbitrarias impuestas por personas que no le tienen ni una gota de cariño al club.
Sí, les hablo a esos mismos que ni siquiera residen en la ciudad heroica, a esos que cruzan la región por carreteras en autos de alta gama y no saben dónde comprar el pan en el barrio. Esos empaquetados y conspicuos atletas y dirigentes, que solo tienen el negocio en el bolsillo y buscan engordar sus cuentas bancarias a costa de la tristeza de otros.
Déjennos tranquilos, escapen a sus guaridas para escarbar en sus propias miserias, solo así encontraremos el oxígeno que hace 9 años necesitamos. Ya no somos ingenuos y la hinchada se los hizo saber con certeza en las gradas, aunque los responsables se hicieron invisibles como ratas metafóricas extraídas de cuento de hadas.
Se acabó el thriller mediático, doloroso y triste. Nos llevaron sin razón a tocar el subsuelo porque no solo llegamos al fondo, sino que también desterraron del alma sensible, la razón de por la cual amamos la camiseta que ustedes ignoran. Púdranse en su basura y no regresen nunca más aquí.