Por estos días …, mejor diré noches …, el astro selenita se ha dejado ver con la exuberancia que posee. Es la luna, plena, majestuosa
Desde que el humano decidió dar vuelos a su imaginación y lanzarse en la aventura de explorar más allá o, más acá de la Tierra …, algunos astros que nos parecían tan lejanos y, por lo mismo tan misteriosos, ahora … han ido perdiendo algo de ese encanto que en pretéritos tiempos tuvieron.
Hace unas décadas se dijo con júbilo : ¡ el hombre llegó a la luna ! ‘ Fue el gran hallazgo. Pero todavía no sabemos tanto o casi nada del satélite que navega quizás desde cuándo en el espacio sideral.
La luna servía …¿ sirve aún ?… para muchas cosas y ocasiones. El mejor, el más preciado regalo con los pies en la Tierra era donarla … Innumerables ilustres vates escribieron inspirados en ella. Su luz permitía leer y caminar sin tropiezos en apartados lugares de la geografía, iluminaba huellas.
Tan plena y mayor, parece un ojo intenso, fijo y silente que copió el color de la naranja. También se asoma como una perfecta hallulla cósmica.
¿ Qué será de esta terrestre Humanidad cuando se descubra más de la circunferencia selenita, y se develen sus celestiales secretos ?
¿ Qué significará entonces ‘ estar en la luna ‘ ?
Hallulla es nuestro pan de la Tierra, pan de los pueblos y, también ojo astral del universo.
Con certeza o quizás … ella sabe más de todos nosotros. Es testigo de todas las auroras. Su existencia es registro, memoria del cosmos.
Esperemos que los abrumadores y devastadores poderes de los residentes y viajeros telúricos no amancillen su sagrada inocencia.