Verte así ya es complejo, pero observar en lo que te transformaron, es un dolor profundo e intenso. Das lástima en la cancha y pena en las gradas
Todo se confundió cuando renovaron al técnico que nadie quería y se mantuvo consecuencia de sus “humeantes” labias reposadas, teóricas y metafóricas.
Pero llorar sobre litros de leche derramada ya no sirve ni tiene sentido, porque el fútbol se mide por rendimientos y puntos objetivos que se trazan semana tras semana. El escenario actual es duro y tirante, porque el hilo rojo del amor está en su máxima tensión, a solo delgados filamentos de cortarse y no volver a unirse jamás.
El técnico Azconzábal creó tal nivel de malestar, que su figura en O’Higgins, provoca rechazo rotundo y fecundo. Cada jornada de permanencia, empina los márgenes de intolerancia por su deplorable trabajo y por la forma que se expresa hacia quienes, obligadamente, lo rodean.
El equipo no responde y a pesar de utilizar a la mayoría del plantel, los jugadores se aprecian inquietos, sin chispa, con escasísima movilidad y lo peor, con cero actitud para remontar el momento, que hace meses avizoramos en estas mismas líneas, pero que nadie de los “pensantes” directivos asumió.
Azconzábal, voluntaria o involuntariamente, pudrió todo, incluso la inicial ilusión de todos los años. Ha sido capaz de autoexpulsarse para evitar críticas; le falta el respeto a los reporteros locales, es más a algunos los ningunea con su supuesto “mayor” conocimiento; el hincha le tiene tirria; y un grupo no menor de propietarios del club, nunca lo quiso.
Sin embargo, nada de lo anterior tendría importancia, si los “Celestes” no estuvieran repitiendo la tóxica pesadilla de las últimas temporadas. Nada se diría, si estos hechos no hubiesen sido vaticinados meses atrás, cuando el mismo sin respeto de Azconzábal, se enfrentó a mí en los micrófonos de Radio Rancagua.
Pedir que se vaya, sobra. Exigir prudencia, parece imposible. Abogar por un cambio, es imperioso. Terminar el proyecto, una necesidad. Buscar reemplazante, un hecho. ¿Que salga luego?, un sueño que después del día de la madre, puede ser realidad.>