
Se dice que solo hacen negocios. Que su vida empresarial va al límite de la legalidad. No hay pocos que creen que sus bolsillos “calientes” están plagados de llaves para operar en actos inmorales y las trabas de sus amistades están entrelazadas con personas de “dudosa” reputación»
A muchos les cuesta sostener una verdad invisible e inquietante. Nadie se quiere “quemar”, porque la fuente laboral puede ser borrada de un plumazo.
Pero si me paseo por la plaza de Los Héroes que ellos (sic) ni conocen, todos me hablan en voz baja ante el temor e incertidumbre que generan, ya que, la retroexcavadora parece estar a la vista.
En Rancagua unos pocos, con hidalguía, se juntaron en edificio municipal para, al menos, analizar lo que viene, aún cuando esa justa acción no sirva de nada.
La pregunta cae de cajón pero salvo contadas excepciones, ¿hay cojones para conocer cuatro inversionistas argentinos?.
¿Habrá distracciones que vendan “humo” para desviar la atención?. ¿Es un atentado de Estado querer saber la verdad de la venta y no solo de los activos que reúnen pases de jugadores y El Monasterio?.
Todo indica que los nuevos dueños no son “niños de pecho”, y que las partituras futuras ya están escritas.
¿Si ya estuvieron en Calera y cambiaron el escudo, por qué acá podría no suceder?. ¡Cuando el rumor se asoma, el río piedras trae!. Cuando el caballo tiene olor a caballo, corre como caballo y se ríe como caballo, el animal no es paloma, sino, caballo y además, blanco impoluto como el de Napoleón Bonaparte.
“Ojo, pestaña y ceja”, atención!, dijo el profesor Rosa hace tres décadas atrás. La historia no se repite, me señaló un profesor en la universidad sureña. La historia sí es cíclica y cada cierto tiempo regresa para escribirse en letras oscuras. No olvidemos que hubo conspicuos gerentes de la minera más grande de Chile, metidos en negocios que quebraron al club, hasta que Ricardo Abumohor decidió rescatarnos del pantano.
La memoria es frágil, pero no es tonta.