No fue fácil levantarse un 02 de enero para ver a O¨Higgins en horario de misa
Los más heridos, café en mano, entibiaron la mañana y recuperaron fuerzas para seguir la guerra de los festejos de post año nuevo.
Otros más osados o valientes, destaparon una cerveza helada y controlaron así la deshidratada caña que genera el alcohol en el torrente sanguíneo. Pero por los colores ese esfuerzo y muchos otros, son solo un pelo de cola.
Lamentablemente en ese adverso escenario, no hizo un buen partido ante la Serena y aquello lo saben los jugadores y el técnico. El sábado era de esos cotejos que te hundían o consolidaban pasos de seguridad para escapar del fondo. Ni lo uno ni lo otro, porque el empate, a ratos entretenido, hizo ver dos escuadras de nivel similar, sin duda los dos mejores del fútbol chileno en la segunda rueda, que se hicieron daño pero pudieron estirar las cifras en el marcador.
Mientras prendía el fuego para observar el complemento y mis hijos se pelaban en la habitación (por decidir quien se duchaba primero), en el pasto del Teniente, los visitantes controlaron las acciones se acercaron más de una vez con extremo peligro. En sendos contraataques pudieron, con cierta facilidad, llevarse los tres puntos y dejar con las manos vacías a los rancaguinos, que por más impetu bajaron ostensiblemente el rendimiento.
Restan pocas fechas para este «aporreado» torneo y es necesario un nuevo aire de impulso que haga menos oneroso el tránsito desde el sufrimiento a la alegría. El cabezazo de Gotti fue la expulsión ansiosa de un deseo, de un anhelo y una meta: librarse lo más pronto posible de la «B». Cuando no se pueda ganar sumar de a uno también sirve paso a paso y con la misma tensión del inicio, debe ser la consigna.