Fue una mañana atípica, calurosa y con un despertar distinto. Aún no encuentro respuesta sensata del por qué el fútbol en pandemia se juega a las 10:30 horas
Lo cierto es que no es cómodo ni para futbolistas ni hinchas que, entre labores y reuniones, deben explorar la forma para escuchar o ver a O’Higgins.
Este miércoles me puse mis audífonos y partí rumbo a la “pega”. En ese mundo imaginario, repleto de mensajes que circulan por ondas radiales, recibí la información fidedigna que exigía el cotejo ante el escolta de Universidad Católica.
A la antigua y con los relatos de Roly Aránguiz, construí lo que estaba pasando en el estadio Nicolás Chahuán de La Calera. Primer tiempo para el olvido, con jugadores que siguen demostrando en cancha, los argumentos para no seguir vistiendo la “Celeste” el próximo año.
En tanto otros, como Acevedo, expresan el hambre por mantenerse activo e importante dentro de un plantel corto, que no baja los brazos y siente la presión de la “B” en cada partido.
De pronto y en medio de una cita gubernamental (por mi trabajo), salto de la silla y reúno las miradas de los presentes. Era el gol de O´Higgins y por más que intenté, el fervor se me escapó entre los poros, empuñé la mano derecha y grité la cifra que conduciría más tarde al triunfo inesperado (0-1), que ni el más fanático tenía en su cuenta, que quizás se consiguió sin justicia, como dijo un compañero de labores, pero p… que nos creó alegría, en un año de mierda, sufrido y llorado por muchos.
Un abrazo cariñoso para todos sus integrantes, una escuela del deporte, cuna de reporteros quijotescos y amantes del fútbol. Sé que vuestra enseñanza está en el alma de quienes son hoy, profesionales de la comunicación y que siempre estarán agradecidos, tal cual yo lo estoy. ¡Éxito en sus nuevas rutas, ágil, diferente, espectacular!.