El Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva caracterizada por una disminución de la memoria, el lenguaje y otras habilidades de pensamiento, así como cambios en el estado de ánimo y el comportamiento
Esta patología neurodegenerativa, afecta predominantemente a los adultos mayores. El avance de la edad y el aumento en la esperanza de vida conlleva una serie de desafíos que es necesario abordar en nuestro país, uno de ellos es el significativo aumento de las demencias.
Septiembre precisamente es reconocido mundialmente como el mes del Alzheimer y es indispensable hacer hincapié en la prevención y detección temprana de esta enfermedad antes de que llegue a mostrarse con todos sus síntomas.
La estigmatización y la desinformación que rodean a la demencia siguen siendo un problema mundial que requiere una acción global. Previniendo la enfermedad se puede controlar al menos el 50% de los factores de riesgo. Destacados investigadores señalan que solamente con un cambio en el estilo de vida, sin necesidad de usar medicamentos ni nada especial, se puede prevenir el avance de este tipo de demencia. En la prevención se recomiendan enfoques no farmacológicos, que van desde el ejercicio diario, la meditación, la vida social activa y una nutrición adecuada.
Recién en la primera década del 2000 se planteó la teoría de la neuroinmunomodulación, en la que se mencionaba que el Alzheimer es una enfermedad neuroinflamatoria, con patrones inflamatorios a nivel cerebral. Estudiosos de esta patología han examinado qué módulos de la proteína Tau pueden actuar de manera destructiva en neuronas de pacientes que sufren la enfermedad de Alzheimer.
Avanzar en conocer las causas de esta enfermedad y visibilizar esta problemática en nuestra sociedad es fundamental. Uno de los principales progresos en esta materia fue su incorporación al GES. Asimismo, como desafío las Escuelas de Medicina deben seguir formando a profesionales capaces de abordar el diagnóstico temprano y el tratamiento de este tipo de patologías de manera integral y multidisciplinaria.
Los objetivos planteados son ambiciosos, pero nos ayudarán a resolver uno de los mayores problemas de salud pública de este último tiempo. La ciencia por sí sola no entregará las soluciones. Para sortear los desafíos que nos plantea esta enfermedad es urgente que se produzcan cambios profundos. Que los gobiernos y la empresa privada impulsen formas para financiar la investigación, ofreciendo tratamientos innovadores, sumado a cómo nos ocupamos de las personas con demencia.