En la región de O’Higgins, donde la naturaleza se despliega en una sinfonía de colores y formas, las instituciones de educación superior se están transformando en catalizadores esenciales para la construcción de un futuro más sostenible
En este territorio, donde la conexión con el entorno es evidente, la responsabilidad de las universidades, institutos y centros de formación técnica regionales es necesaria y urgente, por ello, la vinculación con el medio debe ser más que un eslogan, sino una misión.
Estas instituciones no solo pueden abrir sus puertas a la comunidad, sino que también pueden extender sus brazos hacia el entorno natural que las rodea. Es por ello que algunas de las instituciones de educación superior en la región están involucradas en proyectos ambientales con un impacto directo en la comunidad.
Sin embargo, para lograr una vinculación con el medio efectiva en sostenibilidad, se requiere del diálogo permanente con las comunidades para comprender sus preocupaciones y necesidades ambientales, además de fomentar la colaboración entre diversas disciplinas académicas para abordar los desafíos ambientales desde múltiples perspectivas, también se requiere establecer colaboraciones con empresas y organizaciones locales para implementar proyectos sostenibles, para así integrarlas en el tejido socioeconómico de la región (la importancia de apalancar recursos en diferentes fuentes de financiamiento como Fondos de Protección Ambiental, 8% del Gobierno Regional, Corfo, etc.).
En la búsqueda de un cambio positivo, las instituciones en O’Higgins deben estar comprometidas con la formación de líderes ambientales, existen programas especializados en ciencias ambientales, ingeniería ambiental, técnicos, certificados de especialidad en temáticas ambientales y gestión sostenible están moldeando a los futuros guardianes de nuestro entorno. Más allá de las aulas, se debe fomentar la participación activa en proyectos prácticos que enfrentan desafíos ambientales locales.
El tejido social y ambiental va de la mano, en este caso, se requieren de estrategias de apoyo comunitario, como la creación de viveros locales, composteras, programas de reciclaje, protección de humedales, proyectos de energías renovables, entre otros. Sin embargo, los desafíos persisten, desde la falta de infraestructura hasta la necesidad de involucrar a comunidades más remotas en estas iniciativas.
La ciencia ciudadana, esa herramienta poderosa que convierte a cada ciudadano en un científico, está cobrando fuerza en la región. Proyectos de monitoreo de la calidad del agua, estudios de biodiversidad y programas de educación ambiental han transformado a la comunidad en colaboradora esencial en la recopilación de datos valiosos para comprender y abordar los desafíos ambientales locales.
En nuestra región, enfrentamos desafíos ambientales apremiantes, desde la amenaza del cambio climático hasta la necesidad de abordar específicamente temas de: calidad del aire, la gestión de residuos, la transición hacia una economía circular, la conservación de la biodiversidad y la conservación y protección de nuestros ecosistemas acuáticos. La academia, consciente de estos desafíos, está respondiendo con investigaciones, programas de educación y proyectos prácticos que buscan soluciones concretas.
Sin embargo, no todo es un camino fácil. Los desafíos persisten, desde la resistencia al cambio hasta la necesidad de mayor financiamiento para proyectos de alto impacto. La clave radica en la colaboración, tanto entre las propias instituciones educativas como con el sector público y el privado. Las oportunidades para la innovación abundan, desde la integración de tecnologías emergentes hasta la creación de programas interdisciplinarios que aborden la complejidad de los desafíos ambientales.
En fin, nuestra región está en un momento crucial. Las instituciones de educación superior están sembrando las semillas del cambio, pero el florecimiento completo requiere de un compromiso colectivo. Actualmente, el Gobierno ecológico del Presidente Gabriel Boric tiene como principal misión la educación ambiental transversal, por ello, la Seremi de Medio Ambiente está trabajando con algunos establecimientos en materia de educación ambiental, pero es necesaria la integración de todas las instituciones que tienen sede en esta región. Además, éstas pueden ser parte del consejo consultivo de medio ambiente (a través de postulación), donde tienen la posibilidad de opinar y debatir en las políticas, planes, programas y acciones del estado en materia ambiental. Las valiosas capacidades, recursos y conocimientos que residen en las instituciones educativas están ahora al alcance de las comunidades. Con estas herramientas, podemos tener un futuro más sostenible y resiliente, especialmente para las nuevas generaciones en nuestra región de O’Higgins.