En varios estudios de laboratorio la académica y Directora (I) del Instituto de Ciencias Sociales de la UOH, Dra. Rocío Angulo, concluyó que la edad y el sexo de los animales son variables importantes en el aprendizaje
Imagínese que usted es extranjero. Decide venir a Chile y su anfitrión le ofrece una “sopaipilla”. Usted la recibe y la disfruta, porque es la primera vez que la come. A continuación, se enferma. Acto seguido, relaciona la sopaipilla con el malestar y lo pensará dos veces antes de recibir nuevamente ese alimento. Hubo un aprendizaje.
Científicamente a este tipo de aprendizaje se le llama “aprendizaje de aversión condicionada al sabor” y fue el punto de partida para que la investigadora y Doctora en Psicología de la UOH, Rocío Angulo, consiguiera interesantes resultados sobre un efecto de la edad y diferencias sexuales en condicionamiento clásico. Específicamente, lo que esta investigadora ha encontrado es que las ratas viejas aprenden “mejor” la relación entre el sabor y el malestar que las jóvenes. Con respecto al sexo lo que se encuentra es que, aunque el primer aprendizaje se produce igual en machos y hembras, cuando las condiciones de aprendizaje cambian las hembras modifican antes su comportamiento que los machos, o bien los machos perseveran más en sus comportamientos anteriores.
La académica y actual Directora (I) del Instituto de Ciencias Sociales de la UOH explica que originalmente “estudiaba una forma de aprendizaje que se produce por simple exposición, por estar en un ambiente, en un contexto. Al estar expuestos a los estímulos, aprendemos sobre ellos, sobre sus características físicas y también sobre sus consecuencias, es decir, sobre su capacidad para señalizar la próxima ocurrencia de un evento importante”.
Pero durante ese proceso se encontró con un pequeño escollo. “Generalmente este tipo de estudios se realizan con animales macho, pero una eventualidad hizo que aceptara la sugerencia del bioterio de utilizar hembras. Previamente no había considerado la posibilidad de utilizar hembras por costumbre y porque entendemos que estudiamos mecanismos de aprendizaje universales”, comenta la investigadora.
“Al principio de mis investigaciones, cuando iniciaba, pregunté por qué trabajábamos sólo con machos. Me dieron una serie de argumentos que ahora sabemos que eran prejuicios, sin confirmación empírica. Se afirmaba por ejemplo que había más variabilidad en el comportamiento de las hembras, por estar sometidas al ciclo estral. Pero actualmente hay otras publicaciones que señalan acaso lo contrario. Los machos son muy reactivos a estímulos sociales relacionados con la jerarquía y el sistema de dominancia-subordinación, lo cual afecta a sus niveles de testosterona y con ello a su comportamiento. Por ejemplo, que haya una hembra en el entorno u otros machos cambia su comportamiento rápidamente”, explica la Dra. Angulo.
Y así es como la eventualidad que le llevó a incluir hembras en sus investigaciones terminó siendo fundamental. En los siguientes estudios se fueron encontrando más diferencias entre machos y hembras en distintos aprendizajes, así como el interesante efecto de la edad.
Explica que hay otras diferencias sexuales. Y volviendo al ejemplo de las “sopaipillas” indica que, ya producido el aprendizaje inicial, “si después de ese aprendizaje yo sigo comiendo sopaipillas y no me vuelvo a sentir mal, voy a volver a comer sopaipillas. No es que me haya olvidado, sólo ‘entiendo’ que no me va provocar malestar. Ese proceso se llama extinción y se produce más lento en los machos. Es como si se quedaran algo más pegados a ese aprendizaje anterior y les cuesta un poco volver a comer aquello que les sentó mal durante este segundo aprendizaje”.
La investigadora también comenta que las hembras generalizan más. “Si la sopaipilla me ha enfermado, una hecha con otro sabor, por ejemplo, con miel o canela, aunque sea diferente, basta que parezca sopaipilla para preferir no comerla. Además, la primera vez que se ingiere un alimento éstas comen con más cuidado, son más cautas en ese sentido”.
En materia de edad también se producen diferencias. “El estudio está hecho con ratas jóvenes y viejas –machos y hembras- y el condicionamiento se produce más rápido en las ratas viejas y eso “es muy interesante”, explica la académica. “Está ese estereotipo que los más mayores no aprenden o aprenden menos y quizás no siempre es así. En este caso hay muchas variables que habría que estudiar para entender por qué el aprendizaje se produce más rápido en ratas viejas. No sabemos si es porque el impacto del malestar es mayor, es decir se aprende más porque es más desagradable. Es un tema a evaluar”, agrega.
Objetivo del Estudio
La autora del estudio indica que esta línea de aprendizaje es importante por diversos motivos. “Primero porque tenemos que saber si aprendemos distinto. Pero además, algunos efectos de condicionamiento pueden predecir trastornos como la esquizofrenia y otros, como la extinción ser útiles en terapias. Los miedos y fobias que adquirimos por aprendizaje, por ejemplo, se tratan en terapia con procedimientos como la extinción. Y todas esas terapias se han normado con el conocimiento que tenemos, de estudios realizados con machos”.
De allí que se genere la duda: ¿Son igual de eficaces estas terapias para las hembras, es decir, para las mujeres en nuestra especie? “Siempre se dice que las mujeres somos más resistentes al tratamiento, que recaemos más, pero si los tratamientos están hechos para machos, ¿qué está pasando ahí? No lo sabemos. Quizás no pasa lo mismo que con ratas, pero no lo sabemos. Lo grave es que no lo sabemos”, indica la Doctora.
Agrega que, si mecanismos que nos planteamos como universales son diferentes en machos y hembras, “a lo mejor tenemos que reexaminar la literatura y ver qué es lo que pasa con los mecanismos teóricos que hemos estado ofreciendo durante los últimos casi 100 años”.
Proyecciones del Estudio
Sobre el futuro de la investigación, que abre un universo amplio en materia de aprendizaje diferenciado por sexo y edad, la académica señala que “me encantaría dedicarme en cuerpo y alma a esta línea de investigación. He postulado a un Fondecyt -Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico- por muchos motivos. Primero porque es un tema interesante y porque en materia de igualdad de género nos debemos el aclarar estas diferencias que podrían tener repercusiones en nuestra salud y bienestar”.
Aclara que la importancia es porque esto también pasa en biomedicina y “hay movimientos internacionales que señalan que los estudios deben incluir hembras, especialmente porque nos pasan cosas distintas, funcionamos de formas distintas”.
Rocío Angulo aclara que a través de este nuevo trabajo espera “estudiar diferencias sexuales, también en otras formas de aprendizaje como el condicionamiento del miedo o el apetitivo (aprendizaje de preferencias) y ver si estas diferencias también se dan en nuestra especie, en personas”.
Estudiantes de Pregrado
Durante el estudio, que se ejecutó en distintas etapas, la Dra. Rocío Angulo ha recibido diversos apoyos. Dentro de ellos está el aporte de cuatro estudiantes de psicología de pregrado, quienes pudieron participar y ser guiados por la académica durante el desarrollo del estudio.
“Siempre trato de vincular a los estudiantes en la investigación. Creo que la universidad no sólo es un lugar donde se transmiten conocimientos, también es donde se generan. Y creo que es importante que los alumnos de pregrado sean partícipes de estudios de este tipo desde el principio”, comenta Rocío Ángulo.
Explica que, en general, existe una percepción de la ciencia como alejada de la sociedad. “Cuando uno ve a los científicos, pareciera que es gente distinta, como si uno naciera científico. Por eso creo que es relevante que los estudiantes entiendan que ser científico es una posibilidad real para todas, si existe interés y un trabajo de por medio. Y un poco de suerte quizás, como para todo en la vida”, finaliza.
ENLACE A ESTUDIOS PUBLICADOS:
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S016643282030512X
https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnbeh.2020.00107/full