Dolor de cabeza, dolores musculares, menstruales o fiebre. Al aparecer un dolor o malestar, tratamos de buscar alternativas que nos ayuden a resolver el problema lo más rápido posible
Pareciera ser que la automedicación con un analgésico o antiinflamatorio (o ambos) es la más recurrente, pero ¿estamos haciendo lo correcto? Algunos de estos medicamentos son de venta libre, por esto es frecuente que recurramos a ellos, aunque cada uno esté enfocado en distintos tipos de dolencias. En función de su dosis y el mal uso -o la combinación de ambos- pueden acarrear problemas a mediano o largo plazo. Por esto, es importante conocer la función de cada uno y saber cuándo tomarlos, así lo señala Paula Molina, Químico farmacéutico de una conocida cadena de farmacias.
En primer lugar, los antiinflamatorios son medicamentos empleados para disminuir o detener la inflamación en los tejidos lo que -a su vez- conlleva la disminución del dolor asociado, generando un efecto analgésico. Otra de sus funciones es que sirven como antipiréticos para combatir cuadros febriles. Los más conocidos son los Antiinflamatorios No Esteroideos (AINES), como el ibuprofeno, el naproxeno o el diclofenaco (aunque no todos ellos son de venta libre). Y, a pesar de su popularidad, éstos no deben consumirse de forma indiscriminada o por tiempos prolongados, ya que podrían provocar efectos no deseados en el sistema digestivo, en los riñones o sobre la presión arterial (sobre todo en pacientes con alguna condición de base).
Por otra parte, encontramos los analgésicos, capaces de suprimir o aliviar la sensación de dolor, teniendo también un efecto antipirético para combatir la fiebre. En este caso, también existen diferentes tipos, aunque el más común y utilizado es el paracetamol. En particular, este es un medicamento seguro que puede, incluso, ser utilizado en el embarazo o la lactancia, aunque siempre se debe consultar al profesional médico antes de consumirlo-
Ahora que entendemos un poco mejor la diferencia entre uno y otro, para un dolor de cabeza ocasional fiebre o malestar general, siempre será mejor un analgésico. Si el dolor es de tipo muscular, como el menstrual o el de espalda por una mala postura, se recomienda el consumo de un antiinflamatorio. Por último, se recomienda que cualquiera de ellos nunca se consuma en ayunas y sea administrado conjuntamente con algún alimento.
Sin embargo, no existe una respuesta única para saber cuándo tomar uno u otro, ya que podría depender de otras condiciones del paciente, por lo que siempre la orientación de un profesional sanitario será clave, ya sea la del médico tratante o del químico farmacéutico. Considerando que estos medicamentos han sido los más adquiridos en el mercado en los últimos años, de acuerdo al Instituto de Salud Pública (ISP), es fundamental el autocuidado y la responsabilidad de cada paciente para mejorar su salud y prevenir efectos indeseados.