Representantes de la comunidad escolar y alcalde Eduardo Soto resaltaron la magnífica construcción, el espíritu liceano y la calidad de la educación.
El ambiente de era de expectación. La mayoría de los cerca de dos mil invitados a la licenciatura de los cuartos medios generación 2013 jamás había entrado al nuevo edificio. Construcción que finalmente fue recepcionada por la Corporación Municipal de Rancagua, lo que este miércoles permitió que 580 estudiantes recibieran en ese espléndido lugar sus respectivas licencias y se despidieran de su comunidad escolar y de una etapa en sus vidas.
Fue una ceremonia marcada por la emoción. Para muchos, más que lo habitual y esperado en este tipo de eventos, pues algunos alumnos apenas conocieron el edificio de calle Almarza, sin embargo, entendieron que la mala jugada de la naturaleza, que puso en el camino el terremoto de febrero de 2010, los obligó a terminar su enseñanza media en otro establecimiento. Lugar que también hicieron suyo, porque el Liceo Bicentenario Óscar Castro Zúñiga es más que una infraestructura, como señaló el alcalde Eduardo Soto, lo forman personas que con mística, se sienten orgullosas de su institución y trabajan día a día con el afán de perpetuar y acrecentar su prestigio como un lugar de excelencia.
Fueron variados los discursos, agradecimientos y reconocimientos que emocionaron a padres, alumnos, profesores, amigos, compañeros. Por ejemplo, la intervención de la profesora jefe de cuarto J, Lorena Valdivia Espinoza, aclamada por sus alumnos; o del estudiante Stefano Liberona Henríquez, aplaudido y vitoreado por sus pares y por todos los invitados.
El alcalde Eduardo Soto también saludó a esta generación 2013 y a quienes la acompañaron en el relevante del miércoles, destacando el espíritu del Liceo Óscar Castro, su mística y la calidad de la educación que allí se imparte.
El jefe comunal hizo hincapié en el nuevo edificio, cuya inversión superó los tres mil 800 millones de pesos, infraestructura que está a la altura e incluso supera a cualquier otro establecimiento particular de Rancagua.
Asimismo, el Seremi de Educación, Pedro Larraín, felicitó a los alumnos egresados de enseñanza media, al tiempo que valoró que el Gobierno pueda entregar este edificio cuya infraestructura podrán disfrutar las futuras generaciones. Larraín hizo además entrega de un recuerdo a la generación 2013.
Durante la ceremonia, se reconoció a dos estudiantes: por encarnar el espíritu liceano, al joven Joaquín Valdivia; y al mejor promedio de la promoción, el estudiante Cristian Soto Mendoza, ambos alumnos de Cuarto Año N.
Tras los gritos tradicionales del liceo, la canción del adiós emotivamente interpretada por el grupo musical del colegio, y el discurso de algunos alumnos que quisieron despedirse de su liceo, de sus amigos y sus profesores, la ceremonia de licenciatura culminó entre abrazos, llanto, flores y fotografías, dando cuenta de la profunda emoción contenida y al fin desatada, tras el término de una de las etapas más bella de la vida, la educación secundaria. Los ahora ex alumnos dejaron el liceo definitivamente.