El adulto mayor en Chile y el mundo, es un grupo etario en constante aumento. Con los avances en la medicina y las mejoras en salud pública, la esperanza de vida ha aumentado considerablemente en las últimas décadas
Así lo señala, Camila Álvarez Helle, Académica Odontología UNAB.
Esto conlleva una serie de desafíos para las sociedades actuales y para las políticas públicas. La salud, por cierto, no escapa de esta realidad y es así como el manejo de enfermedades crónicas propias de la tercera y cuarta edad son hoy una de las grandes preocupaciones en salud mundial.
Si nos enfocamos en la salud oral, lamentablemente debemos relacionar el paso de los años, con la pérdida dentaria. Esta situación no es parte fisiológica de la vejez, pero si es parte de la realidad mundial. Los dientes con los años van acumulando el daño que han causado distintas enfermedades como caries y enfermedad periodontal (de las encías y hueso que rodean el diente), además del deterioro que los propios tratamientos dentales invasivos o que no han sido controlados, han causado. Esto, sumado a enfermedades de base de muchos pacientes, termina en un porcentaje muy alto de individuos desdentados totales y parciales.
La pregunta y el anhelo de la gran mayoría de estos pacientes, es saber cómo poder reponer cada uno de estos dientes perdidos. Hoy en día existen opciones para cada paciente en su propia realidad económica y de salud. Un diente o un grupo de estos, pueden ser reemplazados en general, de forma removible con una prótesis que el paciente puede sacarse para limpiar y volver a insertar, como también de forma fija con la ayuda de implantes dentales que se instalan en el hueso del paciente mediante una cirugía.
Estos últimos han tenido un gran avance en cuanto a la complejidad de casos que hoy se pueden abordar, es así como podemos indicarlos en casos donde solo falta un diente, un grupo de estos o en pacientes que son totalmente desdentados.
Para estos últimos, las complicaciones ocurren generalmente en el uso de prótesis removibles inferiores, es decir la prótesis que va en el hueso de la mandíbula, siendo la superior bastante bien soportada y retenida. Para casos así, el paciente puede someterse a una cirugía donde se instala un número reducido de implantes, generalmente 2, los cuales quedan conectados con un tipo de broche que tiene su otra mitad bajo la prótesis del paciente. De esta manera, con esta “sobredentadura” que sigue siendo removible, el paciente puede sujetar mejor el dispositivo y siente una retención mucho mayor al comer. Otra opción bastante más cómoda y totalmente fija, es decir no se la puede retirar el paciente, es una prótesis híbrida o una prótesis totalmente implanto soportada. En estos casos se requiere un número mayor de implantes y a estos se atornilla de forma fija una herradura que contiene todos los dientes de una arcada. Esta rehabilitación queda de forma permanente en boca y el paciente logra una retención máxima pudiendo mejorar su eficiencia masticatoria y seguridad al hablar de forma exponencial. Estos pacientes así rehabilitados, deben tener un control periódico con su odontólogo para lograr una correcta higiene de estos aparatos y evitar complicaciones como infecciones.
A pesar de que hoy existen estas opciones, y cada vez son más solicitadas por los pacientes, el costo es muy elevado y dependiendo de la edad y estado de salud del paciente, pueden requerir de un profesional con mucha especialización y experiencia en el área para lograr el éxito. La edad por si sola no suele ser una contraindicación para poder indicar implantes sino la condición del hueso y de salud general del paciente.