Durante Seminario del Instituto de Ciencias Sociales UOH, la Dra. Rocío Angulo explicó varias series experimentales dirigidas a estudiar el papel que las instrucciones otorgadas para realizar una tarea juegan en la forma en la que procesamos y nos representamos los estímulos
Desde siempre, los seres humanos nos hemos preguntado si podemos fiarnos de nuestra percepción. ¿Existe o no una real correspondencia entre el mundo físico o material y la forma en la que nosotras lo percibimos? ¿Puede la experiencia cambiar nuestra percepción incrementando o reduciendo dicha correspondencia? Tradicionalmente estas preguntas se han abordado desde la filosofía y precisamente, es el comienzo del estudio de la percepción desde una metodología experimental lo que según nos dicen muchos historiadores, constituyó el origen la de Psicología como disciplina científica. Estamos por tanto ante preguntas importantes que hoy la Psicología Experimental aborda desde diferentes métodos incorporando nuevas tecnologías.
Los cambios en la percepción de los estímulos que se producen simplemente por estar expuestos a los mismos surgen de una forma de aprendizaje denominada Aprendizaje Perceptivo. Esta forma de aprendizaje ha definido el interés y las líneas de investigación de la Dra. Rocío Angulo, académica y directora del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de O’Higgins, desde su tesis doctoral.
Específicamente, en estos años la investigadora se ha preguntado qué papel juegan las instrucciones verbales y la posibilidad de comparar estímulos en los procesos atencionales que podrían subyacer a los cambios perceptivos, a través del su impacto en la formación y elaboración de la memoria de los estímulos.
En el marco de los seminarios ICSO-UOH que el Instituto de Ciencias Sociales realiza quincenalmente, la investigadora presentó la charla titulada “¿La experiencia (el aprendizaje) acerca o aleja nuestra percepción de la ‘realidad’?“. En esta reunión, abierta a la comunidad general, presentó los hallazgos más relevantes de varias series de experimentales, ya publicadas, que dan cuenta de cómo las demandas de las tareas experimentales que se utilizan para estudiar el aprendizaje perceptivo, la forma concreta en la que se presentan los estímulos, y las instrucciones verbales que reciben las personas, afectan fuertemente a los resultados que se obtienen en los estudios. “Entonces, más allá de la acción de los mecanismos de aprendizaje que creemos universales en las distintas especies animales, sería importante tener en cuenta que las tareas específicas en las que se “miden” los cambios en la percepción pueden determinar fuertemente cómo los aprendizajes se expresan conductualmente y las conclusiones que extraemos al respecto”. En este sentido, la académica aclara que muchas veces la relación entre aprendizaje y conducta no se comprende bien: “el aprendizaje es un fenómeno inobservable, como la mayoría por los que se interesa la psicología. La conducta, el comportamiento que, si es observable, nos permite hacer inferencias sobre ese fenómeno que es el aprendizaje, pero no podemos confundirlos y debemos entender que el aprendizaje se manifiesta o no, y se expresa de una manera u otra, en función de
lo que nos demanda el ambiente. En el laboratorio, las demandas de la tarea estarían precisamente representado las demandas del ambiente”
Sobre el papel que las instrucciones juegan en los procesos atencionales activados durante la presentación de los estímulos, la investigadora manifiesta que “a menudo se nos olvida que somos bien “limitaditos” en cuanto a nuestra capacidad de atención y que las instrucciones pueden hacer que nos centremos en una cantidad limitada de elementos entre los múltiples que componen cualquier situación, dejando fuera otros tantos elementos que podrían ser importantes llegado el caso. Por ejemplo, si yo te pusiera delante de una pantalla y te dijera que tienes que contar las veces que un grupo de personas se pasa una pelota, podría aparecer un gorila y no verlo. Esto es real, se pueden encontrar experimentos en internet que permiten que cualquiera puede comprobarlo en carne propia”.
En relación a las implicaciones que este tipo de estudios podrían tener en la sociedad, ampliando la conversación fuera de lo que estrictamente muestran sus investigaciones, la directora del Instituto de Ciencias Sociales UOH, resalta que habría que tener en cuenta que la cultura, los medios de comunicación y las redes sociales, de alguna manera nos entregan “instrucciones” que afectan a nuestra percepción de la “realidad”, al marcar los temas que son importantes y los que no dentro de una extensa gama de posibilidades. De alguna forma, estarían controlando nuestra atención y, por tanto, nuestra percepción de la “realidad”, que sería mucho más amplia de lo que podemos percibir, atender y recordar. “Por poner un último ejemplo. Al explicar el mecanismo de selección natural en el contexto de la teoría de la evolución, muchas veces se pone el énfasis en la competición entre individuos. Pero si analizamos las especies sociales como la nuestra, nos damos cuenta que la cooperación es fundamental para la construcción de las sociedades en las que vivimos. Siendo esto así, es razonable suponer que “cooperar” fue una conducta seleccionada durante la evolución de nuestra especie porque facilitaba la supervivencia y reproducción de los individuos. Es difícil responder a la pregunta de si los seres humanos competimos o colaboramos más, en mi opinión, dependerá del ambiente. Pero lo que me parece muy probable es que poner la atención prioritariamente en las conductas de cooperación nos llevaría a una percepción de la sociedad muy distinta a la que tenemos al orientar la atención a las conductas de competición. En un ambiente de cooperación, sería esperable que cooperáramos más y compitiéramos menos, al igual que en un ambiente de competición sería esperable que compitiéramos más y cooperáramos menos. Entonces, parece importante esto de en qué cosas ponemos atención y de dónde la retiramos”, enfatiza la Dra. Rocío Angulo.
Cabe destacar que el Seminario ICSO UOH se realiza regularmente cada 15 días y presenta diversas investigaciones de académicas y académicos del Instituto de Ciencias Sociales, recibiendo retroalimentación, preguntas y comentarios respecto de sus trabajos.