
Las Fiestas Patrias son una de las tradiciones más significativas de nuestro país. Constituyen una oportunidad para reforzar nuestra identidad nacional y, al mismo tiempo, fortalecer los lazos entre quienes compartimos un espacio laboral
Actividades como convivencias, concursos de cueca, degustación de comidas típicas o juegos tradicionales generan un clima festivo que fomenta la cohesión de los equipos, el compañerismo y el sentido de pertenencia dentro de las organizaciones. Celebrar juntos, en un entorno inclusivo y respetuoso, no solo aporta alegría, sino que también promueve un ambiente positivo y motivador para el trabajo cotidiano.
Desde la Medicina del Trabajo, sabemos que cada celebración implica también una responsabilidad. Velar por la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores, asegurando que estas instancias se desarrollen en equilibrio entre la alegría festiva y la prevención de riesgos es fundamental. Ello supone cuidar aspectos esenciales como la alimentación, recordando que disfrutar de las preparaciones típicas no está reñido con la responsabilidad de procurar una correcta manipulación, un consumo equilibrado y una correcta hidratación.
En este contexto, los manipuladores de alimentos cumplen un rol crucial. Su trabajo es la primera línea de defensa para evitar enfermedades transmitidas por alimentos (ETA), que en estas fechas suelen aumentar por el alto consumo de carnes, empanadas, anticuchos y otras preparaciones típicas. Una manipulación inadecuada puede derivar en riesgos significativos para la salud, desde intoxicaciones leves hasta brotes de mayor magnitud con impacto en toda la comunidad. En lo que va de 2025, ya se han registrado 214 brotes de ETA, con 577 personas enfermas y 17 hospitalizadas, lo que permite dimensionar que los riesgos son reales y actuales.
El impacto de un brote de intoxicación alimentaria en Fiestas Patrias puede afectar, no solo la salud de las personas afectadas, sino también la confianza en la organización que lo provoca, con consecuencias sociales, económicas y legales. En lo que va de 2025, esas consecuencias ya se reflejan en la necesidad de reforzar fiscalizaciones e inspecciones, especialmente en lugares informales de venta de alimentos, que no cuentan con certificación suficiente. Por eso, es responsabilidad de empleadores y organizadores de fondas reforzar la seguridad alimentaria y el bienestar de sus equipos, entregando condiciones adecuadas de trabajo, tiempos de descanso y acceso a elementos básicos de higiene como agua potable, jabón y utensilios limpios.
Medidas como el lavado de manos, el uso de guantes, la desinfección y limpieza de superficies y utensilios, cocción adecuada, y no olvidemos un correcto almacenamiento, son medidas de higiene imprescindibles para garantizar la inocuidad en fondas, restaurantes y también en celebraciones al interior de empresas.
Las Fiestas Patrias son, sin duda, una ocasión para celebrar como corresponde a todo buen chileno. Pero nunca debemos olvidar que la verdadera fiesta se mide también en nuestra capacidad de cuidar a quienes comparten con nosotros estos espacios. El ambiente festivo no puede imponerse por sobre la cultura de prevención. Al contrario, celebrar con identidad, seguridad y salud es la mejor manera de honrar nuestra tradición y proyectar organizaciones que ponen en el centro el bienestar de las personas.