
Avergonzados y humillados. Se puede perder, porque está dentro de las lógicas futbolísticas, pero siendo comparsa en una tarde linda de sábado, es imperdonable. Solo el hincha real, al que le importa una hectárea de p… el nuevo dueño de la institución, sabe lo que es sufrir una derrota como esta
Salvo aquellos que en el mismo estadio hace muchos años atrás y con el mismo rival se comieron ocho en la bolsa, pueden estar exentos de una lágrima triste este fin de semana. El equipo, ingenuo o tonto, desde el inicio inerte y poco pillo, nunca supo leer lo que el rival puso sobre la cancha.
Excusarse en errores externos para facilitar el paso libre de la retroexcavadora laica, es solo oxigenar los argumentos débiles de un club un venta con letras rojas, que busca compradores casi con la ansiedad propia de un deudor habitacional. Pero vamos más allá, porque si algunos creían que el cuarto lugar en la tabla era el privilegio sobrante del arduo trabajo, no era más que una quimera al sol en medio del desierto.
Con tres goles en cada tiempo, ¿quién se hace cargo?. Obviamente el técnico es el responsable, porque no es lo mismo cerrar una goleada en los primeros 45 minutos, que extender la agonía en el complemento.
Francisco (entrenador), ¿ Paqui- estai?. ¿Eres el incuestionable hijo pródigo de la familia Abumohor?, ¿ O eres la herencia que adoptará el cuestionado Christian Bragarnik (adinerado representante de futbolistas)?.
¿ Paqui, estás en el negocio?. Una pregunta sensata y simple, que nadie responderá con la urgencia que claman apoyo. No son seis goles de diferencia, empero, hay límites inquietantes, que no promueven la igualdad sello del deporte.
Algo huele mal y se pudre en mensajes populistas de junio, donde habrá más de una noticia que golpee a los rancagüinos, mientras los ilusos seguiremos de rodillas y en caravana a San Fernando, tierra lejana pero amiga que nos abrió sus puertas.
Cómo habrá sido de oscura la tarde en la región Metropolitana, que hasta Manolo González (ex jugador de O’Higgins y rescatista de los 33), decidió partir para ser feliz en el cielo celeste.
Se ha sembrado la desconfianza y la falta de precisión, no obstante, allí, en ese estadio prestado en 2025, seguiremos alentando, porque el amor a la camiseta no tiene valor ni precio que lo pague.