En su nueva versión, esta medición del trabajo infantil visibiliza realidades que antes quedaban fuera de las estadísticas oficiales, incluyendo por primera vez el cuidado doméstico no remunerado y peligroso
Después de once años, Chile cuenta con una nueva radiografía del trabajo infantil gracias a los resultados de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes, EANNA 2023. Esta encuesta, liderada por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, en colaboración con el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, la OIT y UNICEF, introduce una medición más completa y rigurosa, alineada con los nuevos estándares internacionales y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En la Plaza de Los Héroes de Rancagua, el Delegado Presidencial Regional, Fabio López junto a la Seremi de Desarrollo Social y Familia Nayadeth Ahumada Herrera y el Seremi del Trabajo y Previsión Social, Jaime Chamorro Galdames, presentaron los resultados de esta medición, cuyo objetivo es estimar la magnitud y características del trabajo infantil en Chile, identificando factores de vulneración de derechos en niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años, contribuyendo así a la generación de políticas públicas basadas en evidencia.
El Delegado Presidencial Regional, Fabio López Aguilera, remarcó que “hoy estamos dando a conocer los resultados de la encuesta que mide el trabajo en los niños, niñas y adolescentes. Recordemos que el trabajo infantil es una vulneración flagrante a los derechos de los niños, niñas y adolescentes, por lo tanto es muy importante medir, cuál es el resultado, saber la radiografía de cómo hoy día está la condición del trabajo infantil en nuestro país. Tenemos que erradicar este tipo de conductas, ellos deben saber vivir las etapas que le corresponden a su ñiñez y adolescencia, y no trabajar tempranamente”.
A diferencia de la medición anterior, la EANNA 2023 no solo mide el trabajo infantil remunerado en ocupaciones económicas, sino que incluye también el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados en condiciones peligrosas.
La Seremi de Desarrollo Social y Familia, Nayadeth Ahumada destacó que “para nosotros como Ministerio de Desarrollo Social y Familia es muy importante poder conocer este tipo de miradas hacia los niños, niñas y adolescentes, ya que esta encuesta desde hace 11 años que no se realizaba. Esta encuesta nos permite tener una radiografía del trabajo que desarrollan niños, niñas y adolescentes, pero también desde u a perspectiva de género, no solamente estamos viendo trabajos que puedan desarrollar niños con un enfoque productivo o económico, sino que también consideramos la mirada con un trabajo doméstico no remunerado y en un entorno peligroso”.
Resultados
La encuesta, aplicada a 17.659 niñas, niños y adolescentes (NNA) de entre 5 y 17 años, ofrece un panorama detallado del trabajo infantil en Chile. Según los resultados, el 5,4% de los NNA —equivalente a 177.971— realiza trabajo infantil remunerado en ocupaciones económicas, mientras que el 11,2% —equivalente a 366.678— realiza tareas domésticas y de cuidado no remuneradas en condiciones peligrosas. Este último tipo de trabajo no fue calculado en la versión de 2012.
En total, el 15,5% de los NNA —507.800 niñas, niños y adolescentes— realiza algún tipo de trabajo infantil. Las cifras de trabajo en la ocupación y otras actividades económicas y las de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y peligroso suman más de 15,5%, porque un 1,2% de los NNA realiza ambas formas de trabajo infantil.
En la región de O’Higgins, según esta encuesta, la tasa de trabajo infantil es del orden del 14,4%, vale decir se encuentra en 1,1 puntos porcentuales por debajo de la tasa nacional de trabajo infantil que es de 15,5%.
El Seremi del Trabajo y Previsión Social, Jaime Chamorro Galdames anunció que «la cifra de trabajo infantil en nuestra región de O´Higgins es de un 14,4%, menor al promedio nacional de 15,5%. Teniendo presente este dato, seguiremos con la labor del Comité Regional de Erradicación del Trabajo Infantil, la Mesa CRETI, integrada por actores públicos y privados relevantes en materia de niñez e infancia, a fin de difundir, sensibilizar y fiscalizar el trabajo infantil para su erradicación».
Diferencias de género, etarias y territoriales
Mientras que los trabajos remunerados y otras actividades económicas tienen mayor prevalencia en los niños y adolescentes hombres (6,6% frente al 4,2% de las niñas), son ellas quienes enfrentan una mayor carga en tareas domésticas y de cuidados no remuneradas y peligrosas (12,3% frente al 10,1% de los hombres).
En cuanto a la edad, los niños, niñas y adolescentes de 9 a 14 años presentan la mayor tasa de trabajo infantil general (20,1%), en comparación con los niños y niñas de 5 a 8 años (9,2%) y adolescentes de 15 a 17 años (14,3%). Esta tendencia se replica en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y peligroso, mientras que en el trabajo en la ocupación no hay diferencias estadísticamente significativas entre los dos tramos etarios mayores.
En las áreas rurales, el trabajo infantil alcanza un 22,1%, superando en 7 puntos porcentuales al 14,7% registrado en áreas urbanas. Al desagregar por tipo de trabajo, el trabajo en la ocupación en el área rural triplica al del área urbana (13,1% frente al 4,5%), mientras que para el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y peligroso no se encuentran diferencias significativas entre áreas urbanas y rurales.
Finalmente, la condición socioeconómica del hogar incide fuertemente en el trabajo infantil en la ocupación (por un pago) y otras actividades económicas. Se observa un descenso en la tasa de este tipo de trabajo a medida que aumenta el nivel de ingresos de los hogares de los niños, niñas y adolescentes. No obstante, esto no ocurre en el caso del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y peligroso, donde no hay diferencias entre el promedio nacional y los diversos quintiles de ingreso.
Con estos resultados, Chile reafirma su compromiso con la erradicación del trabajo infantil y con la protección de la infancia, alineándose con los tratados internacionales y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los datos permitirán ajustar políticas públicas para avanzar hacia entornos más seguros y equitativos para niñas, niños y adolescentes.