Un ciclo de capacitaciones en el Valle del Aconcagua busca fortalecer la resiliencia de la agricultura local ante el cambio climático, organizado por INIA La Cruz
En las provincias de Petorca y San Felipe, el INIA La Cruz está llevando a cabo un ciclo de capacitaciones dirigido a agricultores, técnicos y asesores de Indap, enfocado en la adaptación al cambio climático.
Los talleres abordan temas claves como la diversificación de cultivos, prácticas para la adaptación al cambio climático, el manejo eficiente del agua y manejo agroecológico del suelo, con la dirección de los ingenieros agrónomos Aart Osman, Giovanni Lobos, Luis Leris y Fabiola Sepúlveda, todos investigadores transferencistas del INIA.
Las capacitaciones se realizan en las unidades demostrativas establecidas en las localidades de Santa María, Pedegua y Panquehue, donde se implementan estrategias para fomentar la adaptación al cambio climático y la diversificación productiva.
Esta iniciativa busca apoyar a agricultores, que han heredado el amor por la tierra de sus antepasados, en el desarrollo de sistemas agrícolas sostenibles que respeten el equilibrio con la naturaleza y optimicen el uso del agua.
El ingeniero agrónomo Dr. Aart Osman, especialista en agroecología, destacó la importancia de usar el recurso hídrico de forma eficiente y aumentar la materia orgánica del suelo, la cual mejora la infiltración y almacenamiento de agua. Subrayó que aunque no podemos modificar el cambio climático, sí podemos implementar prácticas que mitiguen sus efectos negativos.
Por su parte, Giovanni Lobos, especialista en frutales, enfatizó que este programa ofrece herramientas para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático, especialmente en la fruticultura.
Durante las capacitaciones, se abordaron diversas técnicas de manejo sostenible en la fruticultura local. Entre los temas tratados se incluyen el manejo del suelo, prácticas agroecológicas y la optimización del uso del agua. Explicó cómo prepararse para condiciones de lluvias intensas o escasas y altas temperaturas, que generan estrés en los cultivos.
El especialista explicó las opciones productivas adaptadas al cambio climático. Hernán Herrera, un agricultor de la zona, compartió su experiencia con el cultivo de olivos, que es conocido por su resistencia al estrés hídrico, aunque su productividad puede verse afectada en condiciones de escasez de agua. Durante el recorrido por su huerto, se discutieron estrategias para mejorar la producción a lo largo de los años, incluyendo la poda adecuada antes de la floración.
El manejo agronómico de este huerto busca estabilizar la productividad anual de los olivos. «Este año se espera una alta cosecha de aceitunas, por lo que se recomienda realizar una poda más intensa antes de la floración. Esto ayudará a que el árbol no se agote tanto y, así, su productividad se mantenga en niveles óptimos el próximo año».
Además, se analizó el manejo moderno de la higuera, que optimiza la recolección y permite una mayor densidad de plantación. Este enfoque no solo facilita la cosecha de higos, sino que también ofrece la oportunidad de agregar valor a los productos que no son aptos para el mercado fresco mediante su deshidratado. Al respecto Giovanni Lobos comentó: “Normalmente, estamos acostumbrados a ver higueras de 3, 4 ó 5 metros de altura, donde la cosecha resulta complicada. Aquí, observamos el manejo moderno, con plantas que no superan los 2.5 metros, lo que permite una mayor densidad de plantación y una poda anual que favorece la producción de higos”.
En tanto, la ingeniera agrónoma, Fabiola Sepúlveda experta INIA en manejo de suelo, explicó que este taller en terreno consistió en que los agricultores pudieran evaluar de manera sencilla la calidad de los suelos en sus predios tanto en las localidades de Santa María como en Pedegua. «El objetivo es que los agricultores reconozcan la importancia del recurso suelo y su impacto en la calidad de sus producciones. Es fundamental que puedan identificar en qué grado de calidad se encuentra su suelo”.
Para ello, se establecieron diversos parámetros y medidas que se aplicaron de manera práctica mediante la metodología de “aprender haciendo”. La profesional analizó aspectos como la estructura del suelo, la cantidad de materia orgánica presente, la presencia de carbonatos y posibles signos de erosión. Una vez determinados todos estos parámetros de forma práctica y accesible, los agricultores podrán replicar el proceso en sus campos.
A partir de esta evaluación del estado del suelo, la experta entregó recomendaciones específicas y se implementaron prácticas para mejorar su calidad. “Al identificar que un suelo carecía de profundidad o tenía bajos niveles de materia orgánica, se ofreció sugerencias sobre riego y estrategias para incrementar la materia orgánica. Asimismo, se orientó sobre cómo ajustar las prácticas de riego según la estructura y profundidad del suelo, y se discutió la necesidad en algunos casos de crear camellones para facilitar el cultivo de árboles o hortalizas según la profundidad disponible”.
Precisó la especialista, que “a través de esta experiencia, podrán tomar decisiones informadas sobre la selección de cultivos, el riego y las prácticas necesarias para mejorar la calidad de sus suelos”.
Luis Leris, investigador extensionista del INIA dio a conocer los métodos de riego de alta eficiencia hídrica: riego por goteo tradicional, riego subterráneo y riego por tubo vertical.
En el predio de Santa María se incorporó un sistema de riego subterráneo a través de tubos verticales para tunas y olivos; un sistema subterráneo por goteo para olivos e higueras nuevas y un sistema de goteros de superficie adaptados a olivos. Asimismo, el uso de acumuladores del recurso hídrico, específicamente la instalación y uso de cisternas flexibles.
Este programa de capacitación busca no solo adaptarse a los desafíos que impone el cambio climático y la crisis hídrica, sino también fomentar la resiliencia en la agricultura local, garantizando un futuro más sostenible para los productores.
El proyecto se desarrolla en las localidades de Pedegua, Santa María y Panquehue, donde se han creado tres unidades demostrativas que servirán como modelos para otros predios. Estas unidades se enfocan principalmente en la implementación de estrategias de manejo para hortalizas y frutales. Entre las prácticas adoptadas se incluyen el uso de compost y otras enmiendas orgánicas, la selección de especies y variedades adecuadas para cada zona productiva, y la gestión eficiente del agua a través de tecnologías de riego avanzadas.
El proyecto “Diseño e implementación de una solución de adaptación de la Agricultura Familiar Campesina (AFC) y producción agrícola en el escenario de cambio climático” es financiado por el Gobierno de la Región de Valparaíso.
El equipo de trabajo de este proyecto lo conforman Victoria Muena, Andrea Torres, Fabiola Sepúlveda, Aart Osman, Luis Salinas, Luis Leris, Giovanni Lobos y Nicolás Astudillo, todos de INIA Chile.
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