Esta adversidad no sólo demanda respuestas inmediatas durante las emergencias, sino también un enfoque proactivo en la prevención y la consideración de los impactos del cambio climático
Durante el incendio forestal surge la preocupación de proteger a la población y el entorno natural, ya que el humo que se genera se mueve constantemente y amenaza la calidad del aire y la salud de la comunidad.
La Seremi de Medio Ambiente de la región de O’Higgins, en el marco de la implementación del Plan de Descontaminación por MP 2,5, cuenta con cuatro estaciones de calidad del aire distribuidas estratégicamente en Rancagua, Rengo y San Fernando, que permite observar lo que sucede en el valle central. Sin embargo, la mayor concentración de incendios se produce en el secano costero, donde no contamos con sensores o estaciones que nos permita monitorear y comunicar en tiempo real la calidad del aire a la población y las autoridades locales.
En este escenario, la gestión no solo se limita a la respuesta inmediata, sino que se centra en la prevención y establece colaboraciones con actores clave en el desarrollo de la región. La participación de la Universidad de O’Higgins resulta fundamental. Por segundo año consecutivo, nos han facilitado dos sensores de monitoreo de calidad del aire en áreas donde los incendios forestales son más frecuentes. Estos sensores brindan una aproximación confiable, evidenciando una correlación del 90% con las estaciones del Ministerio del Medio Ambiente.
La ubicación estratégica de los sensores en Peralillo y La Estrella permite no solo vigilar la calidad del aire en estas localidades, sino también extender su cobertura a Marchigüe, Lolol, Santa Cruz, Navidad, Litueche, Pichilemu y Paredones. La transparencia y accesibilidad de estos datos en línea, disponibles en www2.purpleair.com, refuerzan la idea de que la calidad del aire es una responsabilidad compartida.
La disponibilidad de información sobre la calidad del aire permite a los municipios tomar decisiones informadas, especialmente en lo que respecta a actividades al aire libre. Aun así, no podemos abordar la calidad del aire sin considerar la prevención de los incendios forestales. La concienciación y las medidas preventivas son fundamentales para mitigar los riesgos asociados con la exposición prolongada al humo de estos siniestros. Además, es imperativo abordar el cambio climático y el aumento de las temperaturas como factores que contribuyen a la intensificación de estos eventos.
Finalmente, la instalación de estos sensores no solo es un paso hacia la gestión proactiva del riesgo de incendios forestales, sino también es un ejemplo de cómo la colaboración entre el Gobierno Ecológico del Presidente Boric, la academia y las comunidades puede marcar la diferencia. La calidad del aire no es solo un problema ambiental; es una cuestión de salud y calidad de vida. En la región de O’Higgins, esta iniciativa refleja un compromiso tangible con un futuro más limpio y saludable para todos y todas, abordando integralmente los desafíos ambientales y climáticos que enfrentamos.
Giovanna Amaya Peña
Seremi del Medio Ambiente
Región de O’Higgins
Ing., MSc., M.B.A, PhD ©