El 6 de agosto se conmemoró el Día mundial de la infancia, sin embargo, hay cifras relacionadas con la educación y al impacto de la pandemia en la salud mental de niños y niñas que generan alarma
A solo días tras celebrar el Día del niño y la niña (domingo 6 de agosto) nos enfrentamos nuevamente a la fiebre comercial. Avisos sobre dónde festejarlo en familia, el juguete de moda o el panorama perfecto irrumpió en todas las plataformas y vitrinas disponibles. Todo esto, mientras se sigue desarrollando una situación crítica que empeoró con la pandemia: la salud mental de los niños y niñas en Chile.
“La pandemia del Covid-19 interrumpió drásticamente la experiencia educacional de millones de estudiantes a lo largo del mundo, al forzar a las escuelas a cerrar sus puertas y cambiar la forma de impartir sus clases. El cierre de establecimientos educacionales no solo trajo, como era de esperarse, retrasos en los niveles de aprendizaje, sino que también consecuencias en la salud mental de los alumnos cuya magnitud aún no se vislumbra completamente (…) conllevaron un deterioro en la salud mental de niños y adolescentes en Chile y el mundo, para quienes las interacciones sociales y el juego son un aspecto fundamental de su desarrollo socioemocional”, son algunas de las conclusiones del estudio “Efectos de la pandemia en el bienestar socioemocional de los niños y adolescentes en Chile y en el mundo” difundido en marzo de 2023 por Centro de Estudios Públicos Chile (CEP CHILE).
Esta investigación además revela conclusiones que evidencian este contexto. Francisca Astudillo es Máster en Educación de laUniversidad de Harvard y Fundadora de Eventuras, organización chilena experta en aprendizaje socioemocional y, la única en nuestro país que implementa metodologías validadas por CASEL, gracias a su alianza con Committee for Children, referente mundial en esta materia, con presencia en países como Finlandia, Alemania, México, Japón, entre otros.
“En los últimos años tanto Chile como en otras partes del mundo, el foco se ha centrado mucho en la crisis del aprendizaje, como si la única forma – o la más importante – de medir una escuela o un colegio fuera a través de los resultados en números, como los entregados por pruebas como Simce o la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES). A los establecimientos educacionales se les exigen resultados, pero paradójicamente no se les da a los profesores herramientas para poder avanzar y nadie hace las preguntas claves: ¿cómo está el (la) niño(a)? ¿Cómo está su salud mental y emocional?”, comenta la profesional.
“Si no nos preocupamos del bienestar integral de los niños y las niñas, en especial de aquellos(as) que estudian en escuelas de contextos vulnerados, no generaremos las bases necesarias para tener la motivación para estudiar, en ese sentido, será muy difícil poder avanzar en lo académico.”
Lo expuesto por la Fundadora de Eventuras tiene un respaldo científico. Susana Claro, investigadora chilena con Doctorado en Economía de la Educación en la Universidad de Stanford e ingeniería civil UC, revela en su estudio “La mentalidad de crecimiento atenúa los efectos de pobreza en el logro académico”, que un niño o niña en contexto vulnerable, tiene el doble de posibilidades de tener más pensamientos de mentalidad fija. Francisca nos explica en palabras simples que esto significa que“el niño o la niña cree que su cerebro no se puede desarrollar más, que tiene un límite para aprender y esto concluye en que estos(as) estudiantes se esfuercen menos, ya que ¿para qué hacerlo si no va a servir?”.
“En estos momentos estamos viviendo una crisis mundial en el aula, donde en las escuelas hay 45 niños por sala a cargo de profesores que también han sido afectados en su salud mental por múltiples factores, entre ellos, la pandemia”, agrega.
“La post-pandemia ha sido un tremendo desafío para docentes y escuelas, ya que fueron 2 años de estrés donde los (as) niños(as) dejaron de recibir la formación social, emocional y de normas que habitualmente reciben en las escuelas. Los problemas de convivencia escolar y de conducta explotaron y quienes tuvieron que hacerse cargo y poner la cara son nuestros(as) docentes, que paradójicamente, también fueron los (as) primeros(as) criticados(as). Pero pocos saben lo difícil que es manejar estos problemas de conducta en salas de 35 o más estudiantes. Los (as) profesores (as) tienen pocas herramientas, apoyo y recursos para abordar problemáticas de este tipo”, enfatiza Francisca.
Es por todo lo anterior que Eventuras, acreditada por el Ministerio de Educación para ofrecer sus programas a las escuelas a través del Registro ATE (registro público de personas o entidades pedagógicas y técnicas de apoyo), tiene como misión permear las aulas chilenas a través del empoderamiento de sus docentes, reconociendo sus fortalezas y entregando herramientas para la promoción de habilidades socioemocionales de calidad mundial.
“Para esto, diseñamos un programa de desarrollo socioemocional que tiene la fortaleza de enfocarse no solo en el desarrollo de habilidades individuales sino también en promover vínculos positivos y de cuidado entre pares y entre profesor(a) y estudiantes. Nuestro foco es que el o la docente pueda abordar la convivencia escolar de manera proactiva, no solo previniendo problemas de conducta y fenómenos como el bullying, sino también promoviendo el bienestar común. Nuestros programas proveen de planificaciones al docente para desarrollar en sus estudiantes la empatía, la regulación de emociones y la resolución de problemas. Asimismo, capacitamos a las y los docentes para que puedan desarrollar un vínculo estratégico con sus alumnos(as), impactando positivamente en el autoestima de los niños y niñas, consiguiendo así su atención y potenciando su deseo a superarse y a aprender en clases”, enfatiza la profesional.
“Los(as) profesores(as) dejan una huella indeleble en sus estudiantes, son fuentes de inspiración, agentes de cambio, y, por ende, como Eventuras trabajamos con gran pasión en capacitarlos para que hagan esas clases enfocadas en el desarrollo de habilidades socioemocionales, que vienen listas para implementarse en el aula, respaldadas con evidencia y que han dado resultados en el extranjero y en Chile”, comenta.
En este contexto Francisca hace un llamado a enfocarnos en lo importante: “la celebración del Día Mundial de la Infancia no es una fecha comercial, puesto que tiene una raíz histórica. Es la conmemoración del aniversario de la aprobación de la Declaración de los Derechos de los niños y niñas de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1959. Además, también se festeja la aprobación, en 1989, de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de niños y niñas, donde se establece la educación como derecho fundamental, comprometiendo al Estado y a la sociedad a garantizarla en igualdad de oportunidades. Preocuparnos por promover habilidades socioemocionales en nuestros(as) niños(as), es un trabajo guiado no sólo por buenas intenciones, sino con el objetivo de avanzar hacia sociedades más justas”.