Las condiciones ambientales, como el encierro, la calefacción y la humedad, son agentes propicios para la proliferación de alergias en invierno. Por este motivo, y a riesgo de sonar contra intuitivo, así como nos cuidamos de ellas en primavera y verano, debemos hacer lo propio en los meses más fríos
La alergia es una reacción exagerada de nuestro organismo cuando se entra en contacto con una sustancia que éste considera dañina o extraña. Contrario a lo que se piensa, estas situaciones pueden darse durante todo el año porque los factores que las activan no dejan de estar presentes en el ambiente. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa a las alergias como la cuarta enfermedad más relevante en el mundo.
Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de una conocida cadena de farmacias, comenta que en esta época los alérgenos más comunes son los ácaros de polvos y los hongos (aunque también contribuye el polen de las plantas que polinizan en invierno), por lo que los pacientes alérgicos deben mantener los cuidados.
“Un gran problema con las alergias de invierno es que las condiciones ambientales como el frío pueden transformar una simple reacción en algo peor. Al bajar las temperaturas, aumenta el uso de calefacción y para mantener la temperatura dejamos de ventilar los espacios, lo que también reseca el aire y genera un ambiente propicio para los ácaros que viven en el polvo. Por otro lado, la humedad fuera del hogar y la que puede provocarse por filtraciones en muros, suelo o techo, son factores que ayudarán a la reproducción de hongos”, indica.
Así, las afecciones más comunes son la rinitis alérgica y el asma. La primera es provocada por hongos, pelos de mascotas, caspa y ácaros de polvo, y se caracteriza por la congestión nasal, fluido nasal constante, estornudos y picazón en nariz y garganta. Por otro lado, el asma se da por una reacción inflamatoria que obstruye los bronquios, causando tos, silbidos en el pecho y dificultad para respirar. A menudo, los episodios de alergia y asma se dan juntos, ya que son las mismas sustancias las que los causan en ambos casos; de hecho, entre un 40 y 50% de los pacientes asmáticos son alérgicos, según la Clínica Mayo.
Considerando esto, Galarce señala que las medidas preventivas son fundamentales para evitar brotes o crisis en invierno. Uno de los primeros y más importante consejo es la ventilación y mantener los ambientes lo más limpios posible, evitando tener objetos que acumulen polvo y aspirando frecuentemente. Además, es importante contar con un humidificador -en caso del uso de calefacción- pero su uso debe limitarse, para no sobrepasar el 50% de humedad y no generar un ambiente propicio para los hongos.
Alergias y complicaciones respiratorias
No obstante, otra de las dificultades que presentan los pacientes que padecen estas alergias son la dificultad para diagnosticarlas y diferenciarlas de otros cuadros respiratorios propios del invierno, como un resfrío o gripe. “Los síntomas entre una rinitis y un resfrío son muy similares, pero si éstos duran más de una semana o se repiten de forma permanente en este periodo, se hace necesario consultar con un especialista, quien puede indicar un test cutáneo, el que nos dirá si una persona es efectivamente alérgica y a qué tipo de patógenos, para poder evitarlos”, afirma.
La realización de este examen será fundamental a la hora de tomar medidas preventivas o tratamientos médicos, ya que lo que produce una crisis alérgica en el cuerpo puede dejar a estos pacientes mucho más susceptibles para adquirir infecciones virales o bacterianas. La profesional hace hincapié en que “al prevenir las rinitis o crisis asmáticas, podemos evitar complicaciones que van desde la sinusitis a una otitis, pasando por la bronquitis y hasta una neumonía”.
Por esto, la profesional destaca que es importante la prevención, pero también el control frecuente y la mantención de los tratamientos en este tipo de pacientes. La OMS estima que hacia el 2050 la mitad de la población padecerá, por lo menos, de un trastorno alérgico. Con este panorama, el diagnóstico, la prevención y el tratamiento adecuado para este tipo de afecciones será fundamental para la calidad de vida de quienes las padecen.