El envejecimiento corresponde a un proceso natural, multidimensional e irreversible. A pesar de que a esta etapa de la vida se le asocian frecuentes enfermedades, puede llevarse de manera activa y saludable
Así lo indica, Alejandra Salinas Molina, académica de Escuela de Kinesiología de la UNAB, Sede Viña del Mar. Para esto, se pueden tener varias consideraciones que permitirán sostener la independencia por el mayor tiempo posible. En relación con lo anterior, existen algunas recomendaciones que podrían prevenir diferentes patologías o accidentes en la vida cotidiana dentro del hogar.
Una de cada 3 personas mayores que viven en la comunidad sufren anualmente de una caída. Existen algunos factores externos, posibles de modificar dentro del hogar, que podrían ayudar a prevenirlas. El uso de alfombras dentro de la casa puede ser un desencadenante de tropiezos y pérdida de equilibrio. El suelo sin desniveles corresponde a uno de los elementos extrínsecos de mayor impacto en la prevención de caídas dentro del hogar.
Los suelos resbaladizos como los de cerámica o baldosa, podrían considerarse un escenario de mayor riesgo para las caídas. Como consejo, se pueden poner cintas antideslizantes que marquen el inicio de este recorrido, e informen sensorialmente de la necesidad de mayor cuidado en ese trayecto.
Los espacios físicos o habitaciones llenas de objetos o muebles también pueden considerarse como de mayor riesgo, cuando hablamos de la movilidad de las personas mayores. El poder transitar en lugares muy angostos podría generar una pérdida de equilibrio, y por consecuencia, una caída. Una buena distribución y un espacio libre de objetos no sólo disminuirá el riesgo de accidentes, sino que invitará a las personas mayores a tener mayor movilidad.
La iluminación de los espacios debe permitir visualizar todos los objetos y desniveles que existan, que puedan eventualmente desencadenar inestabilidades o pérdidas del equilibrio.
El uso de pasamanos en lugares estratégicos donde ocurren transiciones de posiciones, como por ejemplo el ingreso o salida de la ducha, podría dar un soporte que ayude a mantener el equilibrio en una actividad habitual que requiere de gran estabilidad. Los pasamanos también pueden recomendarse en lugares como escaleras o en el WC.
Un calzado adecuado debe considerar como mínimo una suela antideslizante, y una estructura firme y flexible que pueda dar contención y flexibilidad al pie.
Por último, parece relevante mencionar que existen factores internos modificables relacionados con la prevención de las caídas. Dentro de ellos, la realización de actividad física no sólo en la vejez, sino que, en todas las etapas del ciclo vital, será siempre la mejor aliada para prevenir numerosas condiciones de salud como las cardiopatías, enfermedades metabólicas, depresión y deterioro cognitivo, entre otras; permitiendo sostener una vejez saludable e independiente.