Siendo el órgano más grande del cuerpo, la piel se expone y resiente mayormente durante la época estival. Cuidarla adecuadamente es el desafío que implica una prevención consciente que evite la aparición de manchas, quemaduras y cáncer
Las altas temperaturas junto con la luz solar inciden directamente en la calidad de la piel. En ese contexto es que el Hospital Regional del Libertador Bernardo O’Higgins (HRLBO) refuerza el llamado a ser consecuentes en su cuidado, esto en atención a la salud de la misma y a la prevención de efectos que a corto, mediano y largo plazo provocan daños, muchos de ellos irreversibles o graves, como son la aparición de melanomas, envejecimiento cutáneo prematuro y carcinomas (cáncer).
“Lo primero que hay que saber es que no solo se debe cuidar la piel en verano, sino todo el año porque los rayos UVA y UVB siempre están presentes, si no se protege como corresponde, estos rayos aumentan el riesgo de mutaciones cutáneas”, expresa la dermatóloga del HRLBO, Dra. Marlene Rubio. “Se debe mantener una rutina de cuidado, por lo tanto, que contemple una buena hidratación corporal, humectación de la piel, la aplicación y reaplicación del fotoprotector o protector solar (ambos son sinónimos) durante el día”, agrega la profesional.
Con lo anterior, Rubio enfatiza, “pero tenemos, además, que entender el contexto donde vemos más expuesta nuestra piel. En este período, considerar variables como los lugares que visitamos, los horarios, el tipo de actividad que realizamos, ya que influyen en cómo nos protegemos para evitar riesgos oncogénicos, envejecimiento precoz, polución, activación de acné o rosácea, que son las mutaciones que comenté anteriormente”.
En torno al protector solar, la dermatóloga del Hospital Regional puntualiza, “la autonomía de los fotoprotectores, cuyos filtros permiten cuidar la piel de los efectos del sol a corto plazo, como las quemaduras o eritemas solares, manchas, entre otras condiciones, tiene una vida media, cercana a las cuatro horas, por lo que es pertinente tomar consciencia y reforzar su aplicación con más frecuencia, manteniendo un factor de protección solar 30 o 50, y dependiendo de la actividad, buscar alguno resistente al agua o con blindaje contra la humedad”.
Sobre los solárium, bronceados y otras fórmulas de cuidado
“Existen otras maneras de verse bronceado sin tener que poner en juego la piel, por ejemplo, usar autobronceantes que aumentan la producción de queratina para formar compuestos que coloran la piel con una duración de 5 o más días y maquillajes, productos que no absorben radiación UVB”, señala Rubio.
Respecto al uso de solárium, la especialista sugiere que “estas cámaras de rayos UVA pueden generar quemaduras, adelgazamiento de la piel, manchas cafés, arrugas finas, promover la aparición de cáncer, entre otros problemas”.
En ese mismo contexto, la profesional aprovecha de abordar el uso de elementos que suponen un bronceado seguro señalando que “puedes comer muchos alimentos que contienen pigmentos como zanahoria, espinacas, pero si eres de piel muy blanca, no existe oportunidad alguna de tomar un tono bronceado”, finalizando, “el llamado es al autocuidado, no a poner en práctica fórmulas impulsivas para mejorar la piel o intentar cuidarla sorpresivamente aplicando algunos tratamientos abrasivos, ya que la piel se debe preparar durante todo el año para enfrentar de buena forma el sol en verano”.