Para nadie es un misterio que la temporada 2021 fue una de aquellas que todos deseamos borrar de nuestras mentes
O’Higgins y sus pésimas decisiones permanentes, jugaron con fuego y cuan niño enfiestado le hizo morisquetas al descenso. Es más, tuvo la osadía de sacarle la lengua y esperó que los rivales hicieran la “pega” para salvarse.
El hincha furibundo, que actúa por pasión y emoción, sufrió hasta las lágrimas y solo en el epílogo del torneo, pudo desabrochar la garganta para desatar la alegría e impotencia contenida. No obstante, lo anterior, ese despliegue de sentimientos arrumbados en el cofre del alma individual dio paso a la resiliencia necesaria y copulativa, ingrediente del proceso para sortear los obstáculos que impone el fútbol, tal como la vida misma.
El 2022 emergió la ilusión, los corazones se llenaron de sangre impoluta para recobrar las esperanzas, para soñar con un futuro mejor (parezco candidato chanta) y avizorar con mejores armas, un campeonato tranquilo sin mayores vicisitudes.
Pero de un momento a otro, la verticalidad y solidez del primer cotejo ante La Serena, se fue directo y sin intermediarios, al tacho tibio y mal oliente de la basura. El juego virtuoso y prístino, se confundió con el mensaje enmarañado y repleto de metáforas superfluas del técnico Soso.
La teorización del fútbol en medio de palabras rebuscadas para una élite complaciente, solo le hace mal al fútbol y a sus protagonistas, que estoy seguro no logran descifrar los “dispositivos” que intenta aplicar el adiestrador de labia amplia y melosa.
Vamos en búsqueda de esa simplicidad para llegar al arco rival. Obviemos la física cuántica aplicada, en una disciplina que requiere creación, rigor, solidaridad y responsabilidad. Jugar al fútbol nunca fue tan complejo ni tan difícil de explicar. Los resultados mandan y aún queda tiempo para corregir los errores, pero las alarmas ya están encendidas y seremos garantes para ellas cumplan su función de alerta.
Las pifias de la fanaticada frente a Huachipato no son ni fueron, en vano. ¡Ojo con eso porque las rupturas siempre surgen en los pequeños detalles!.