El presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva Gundelach, encabezó la ceremonia en la que se nombró como edificio “Carlos Aranguiz Zúñiga” al inmueble que alberga la Corte de Apelaciones de Rancagua, en homenaje al fallecido ministro
En la actividad participaron ministros y ministras de la Corte Suprema; la presidenta de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Marcela de Orúe; el pleno de ministros del tribunal de alzada, funcionarios y familiares del ministro Aránguiz.
La autoridad, fallecida en enero de este año, asumió como integrante de la Corte de Apelaciones de Rancagua el 24 de noviembre de 2000 y estuvo en esa ciudad hasta enero del 2014, cuando asumió en la Corte Suprema.
En su discurso, el presidente Silva destacó “en esta ceremonia, y mediante estos actos solemnes, lo que intentamos y queremos es mantener viva la memoria, preservando el recuerdo de quien fue un importante miembro de este tribunal, de un padre, de un marido, de un amigo, de un colega, en fin, de una persona que dedicó su vida al derecho, que vibró por medio de las palabras, y que declaró su amor por la escritura, a través de la narración y la poesía. Sin perjuicio de sus contribuciones jurídicas en las labores propias del servicio judicial en su calidad de juez, fiscal y ministro, no se puede pasar por alto su gran labor realizada en el marco de la incorporación de lenguaje sencillo al quehacer judicial y a las resoluciones judiciales, como una forma concreta de acercar la justicia a la ciudadanía, liderando la Comisión de Lenguaje Claro”.
La presidenta de Orúe aseguró que “don Carlos fue una persona relevante para esta corte y para todo el Poder Judicial. Dejó un importante legado y fue muy visionario. Desde muy temprano dio la importancia de no usar un lenguaje tan técnico que no fuera entendido por la comunidad y en ese sentido fue poco a poco insistiendo y de a poco fue calando hondo en todo el Poder Judicial y hoy estamos en una política de lenguaje y redacción de sentencias claras y comprensibles”.
En representación de la familia tomó la palabra Ignacio Aránguiz, hijo del fallecido ministro. “Ha sido muy emocionante este homenaje. Él fue un enamorado de esta ciudad y si bien trabajó en muchas regiones, acá fue donde vivió por mas años. Como familia es hermoso ver el cariño y el legado y recuerdo que nuestro padre dejó como juez y como persona”.
La ceremonia comenzó en el auditorio del tribunal de alzada y finalizó en la explanada principal, lugar en que se develó una placa con el nombre del ministro Carlos Aránguiz.