La primera versión del “Informe Nacional de Género”, emitió PRODEMU -institución perteneciente a la Presidencia y que lidera Cecilia Morel- estudio basado en los datos obtenidos a partir del desarrollo de diagnósticos aplicados a mujeres de todas las regiones del país, entre estas O’Higgins
Los resultados revelaron las brechas de género que se acrecentaron producto del actual contexto sanitario.
Para el desarrollo del diagnóstico regional, se realizaron talleres virtuales a través de la plataforma Zoom donde las participantes conversaron, problematizaron e identificaron cuáles fueron las problemáticas y necesidades de las mujeres en cada territorio frente a la crisis sanitaria.
“Estos informes son una recopilación de los Diagnósticos de Género que PRODEMU realizó durante el año 2020 en todas las regiones del país y reúnen las experiencias vividas por las mujeres durante la pandemia y sus necesidades en el territorio. Los ámbitos que se abordan son muy importantes para enfrentar el actual escenario, en momentos en que la pandemia continúa. Los temas que se abordan están relacionados con el quehacer de PRODEMU y con palear las consecuencias que el Covid 19 en relación con la profundización de la desigualdad de género en Chile”, dijo la directora nacional, Paola Diez Berliner.
El trabajo se desarrolló entre octubre y noviembre del 2020 con mujeres que participaron en la oferta programática de PRODEMU. El informe se centra en los ámbitos de la toma de decisiones, la violencia contra las mujeres, los cuidados, los derechos económicos de ellas, la salud y los grupos en situación de riesgo.
Entre los resultados alcanzados, revela que las mujeres de O’Higgins consideran que el confinamiento frenó la participación en la toma de decisiones, realidad que se repite en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Valparaíso, Maule, Biobío, Araucanía, Los Lagos, Aysén, Los Ríos y Magallanes, donde cuentan con un limitado acceso a espacios de decisión y participación política tanto local como regional.
En el mismo tema, las mujeres de O’Higgins, Valparaíso, Maule y Biobío señalaron que las desigualdades de género aún existen en la sociedad chilena y se acentuaron aún más. Estas regiones dan cuenta que las mujeres han tenido que asumir múltiples roles que son invisibilizados, por tanto, el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado ha aumentado como resultado de las consecuencias del Covid. Tema que ha sido protagonista en todos los escenarios familiares desde que sonó la alarma de pandemia.
Esta situación, además, evidenció que la falta de educación digital y los problemas de asequibilidad las perjudicó en el acceso a información, particularmente en nuestra región, realidad a las que se suma Tarapacá, Aysén, Valparaíso, Magallanes y Los Lagos, regiones que cuentan con una brecha tecnológica que se ha profundizado y es más evidente en sectores rurales.
De igual modo, la pandemia y las restricciones de movilidad han significado para las mujeres de O’Higgins al igual que para las de Ñuble, Tarapacá, Antofagasta, Biobío, La Araucanía, Los Lagos, Magallanes y Los Ríos, que el confinamiento, además de aumentar la carga de trabajo doméstico, las afectó en la participación en el mercado laboral.
“Las medidas de confinamiento no son neutras desde el punto de vista de género. Los hogares se han convertido en el espacio donde todo ocurre: el cuidado, la educación de los niños, la socialización y el trabajo productivo; lo que ha exacerbado la crisis de los cuidados. Se ha incrementado la carga de trabajo para las mujeres, donde debiera haber una corresponsabilidad. Sin embargo, este estudio indica que las tareas no se distribuyen equitativamente, sino que recae principalmente en las mujeres, sin ser además valorada socialmente”, expuso la directora de PRODEMU O’Higgins, Nessy Moratelli Solar.
CONFINAMIENTO Y VIOLENCIA
En el estudio hubo un consenso nacional respecto a que la consecuencia más devastadora del confinamiento es el aumento del número de casos de violencia de género y la intensidad de los episodios. Al respecto, las mujeres de O’Higgins al igual que las de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Biobío, Los Lagos, Aysén y Los Ríos, manifestaron sensación de desprotección y lentitud en acciones para sentirse seguras, situación que las vuelve más vulnerables cuando existe aislamiento social, como es el caso de las mujeres rurales.
“Se logra evidenciar que los conflictos pueden tornarse violentos por efectos del encierro, restricción de relaciones sociales y familiares, y el telecontrol laboral, el exceso de información, que produce un estado emocional colectivo de inseguridad y detonan la expresión de la cultura machista aún prevaleciente en la sociedad. Aquí cabe señalar que el confinamiento conlleva un mayor control ejercido por los hombres hacia las mujeres en aquellos hogares donde las relaciones de poder son desiguales”, analizó Moratelli Solar.
Y es que el impacto de la pandemia y sus restricciones pone de manifiesto la vulnerabilidad que sufren mujeres víctimas de violencia de género durante el confinamiento. Compartir más tiempo y espacio en casa con el agresor aumenta las posibilidades de sufrir violencia de cualquier tipo.
En esta misma línea, las restricciones de las cuarentenas, de movilidad y cierres de comercio, produjeron una precarización del empleo, opinión que es consenso entre regiones donde se refleja un aumento en el desempleo femenino post crisis sanitaria. Muchas de ellas comenzaron con emprendimientos para poder apalear los costos que implica mantener el hogar.
“Este informe nos permite evidenciar cómo las mujeres, producto de la crisis sanitaria, han visto profundizadas las desigualdades de género en todos los aspectos de su vida cotidiana. Sin embargo, nos enorgullece saber que la labor que hacemos en PRODEMU y los programas en que hemos trabajado para dar respuesta a la pandemia, se direccionan hacia acotar estas brechas y atender las necesidades que las mujeres comenzaron a afrontar producto de la crisis sanitaria. Sabemos que aún falta por hacer y para ello se necesita el compromiso de todas y todos”, expresó la directora regional de O’Higgins.