Este mes en que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, PRODEMU, ha querido relevar el rol de aquellas mujeres que han sido parte de su oferta programática en estos 30 años de historia
Acompañándolas y apoyándolas, haciendo visible diferentes aspectos, desarrollando su creatividad, capacidad de asociatividad organizacional, autonomía, emprendimiento, áreas productivas, fomentando la corresponsabilidad familiar, liderazgo, entre otras dimensiones.
En este contexto, es que la Institución perteneciente a la Red de Fundaciones de la Presidencia de la República, las ha querido destacar en sus importantes labores que desarrollan, donde se esmeran día a día por lograr sus metas. Mujeres esforzadas que en estos difíciles tiempos de pandemia han seguido su rutina de trabajo en los diferentes rubros o se han reinventado para sacar adelante sus emprendimientos y a sus familias.
Es por esto que en la región de O’Higgins, PRODEMU destaca a tres mujeres que han sido líderes, donde cada una posee una historia de vida conmovedora, de esfuerzo y sacrificio. Ellas son Julia Pino Araya de Requínoa, María Hernández Vaquer de San Fernando y Mónica Calderón Nahuel de Paredones. Aquí les dejamos sus testimonios:
MARÍA HERNÁNDEZ: “CON PRODEMU APRENDÍ A EMPODERARME, A CREER QUE SOY UNA GRAN EMPRENDEDORA”
Dedicada a realizar productos caseros y buscar cómo potenciar su negocio del rubro en alimentación, en el año 2010 María Hernández Vaquer de San Fernando, conoció PRODEMU y fue desde ese entonces que ha estado ligada a la institución “comencé con un taller de emprendimiento, después estuve en Mejorando Mi Negocio en el año 2012, hasta participé en un piloto de cultura en el 2016 donde aprendí teatro”, recuerda.
Si bien en primera instancia participaba como alumna del taller, su bagaje en el área, la hicieron pararse frente a otras mujeres para contarles su experiencia “Yo iba a vender mis productos y cada vez que habían nuevos talleres participaba, comencé a dar charlas de cómo había crecido en mi emprendimiento donde hago empanadas y pan amasado, entre otras cosas”.
María cuenta que en su vida PRODEMU “ha sido muy importante, porque me ha abierto caminos. Con PRODEMU aprendí a empoderarme, a creer que soy una gran emprendedora y fui capaz de pararme al frente de otras mujeres para enseñarles mi experiencia, PRODEMU fue un gran paso para mí”, asegura.
Si bien María admite que este tiempo de pandemia ha sido complicado en el ámbito económico, reconoce que los talleres presenciales hacen falta “se extraña mucho los talleres de PRODEMU, porque uno conoce gente y no es lo mismo digital que en persona”, asegura.
MÓNICA CALDERÓN: “PRODEMU NOS MUEVE Y NOS DA A CONOCER”
Hace cuatro años atrás Mónica Calderón Nahuel de Paredones conoció de la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer al participar de un taller de emprendimiento para potenciar su negocio llamado ‘Productos Artesanales Nahuel’ “Vendo productos de quínoa, este alimento lo conocí por mi hijo cuando se me enfermó y necesitaba que comiera cosas sanas, orgánicas, que no tuvieran mucho químico y comencé a vender quínoa, luego agregué los cereales de legumbres”, expone la emprendedora.
Mónica comenta que la quínoa es un alimento de propiedades inigualables “es uno de los alimentos más completos que existen. Es muy recomendable para los niños y toda la familia por sus excelentes propiedades nutricionales”, asegura. Y es que la quínoa contiene todos los aminoácidos necesarios esenciales para el ser humano y un excepcional equilibrio de proteínas, grasas y carbohidratos.
Otro de los productos que vende Mónica son los cereales de legumbres “son cereales deshidratados con muchas propiedades, bañados en cacao o con sabor a naranja”. Es que la combinación de cereales y legumbres es perfecta, y consiguen establecer una proteína de alto valor biológico.
Respecto a la distribución de ‘Productos Artesanales Nahuel’ hasta ahora tiene llegada en su comuna de Paredones, a vecinos, al celular 9 39535700 y en oportunidades se instala en ferias invitada a comercializar sus alimentos de extraordinarias propiedades.
Este año, Mónica Calderón, además participó de un taller de empoderamiento digital, donde se le hizo entrega de un kit de conectividad que busca contribuir al proceso de empoderamiento y desarrollo personal de las mujeres, mediante la adquisición de herramientas digitales, un apoyo que ha recibido Mónica que para ella ha sido esencial “Para mi PRODEMU es algo muy importante porque nos mueve y nos da a conocer”.
JULIA PINO: “HACE DIEZ AÑOS, CUANDO CONOCÍ PRODEMU, DESPERTÉ”.
Hace una década que Julia Pino Araya de Requínoa participó de un taller de liderazgo de PRODEMU, desde ese entones que su vida cambió, recuerda “yo era simplemente dueña de casa, según yo no era nada y estaba en una etapa de mi vida muy crítica. Con un esposo machista, vengo de una familia de padres machistas, alcohólicos, golpeador; y me cuentan que existía PRODEMU, hice un taller de liderazgo, luego me invitaron a otro de escritura, ahí había un libro donde había que plasmar el sentido de tu historia, ahí me enseñaron que era valiente y que podía salir adelante y me acuerdo que entre lágrimas escribí que yo era la que decido por mí, nadie más”, sostiene.
En esta senda agrega “No me había dado cuenta que estaba mal hasta que conocí PRODEMU, me di cuenta que yo servía, que valía la pena y que era una mujer que como tenía deberes, tenía derechos. Hace diez años, cuando conocí PRODEMU, desperté y no me dormiré más; y me dedicaré a despertar mujeres, para que no duerman más”.
Con ese sentir, Julia continuó haciendo otros talleres y en Requínoa formó grupo de mujeres donde es la presidenta “había logrado que mi esposo cambiara, ya no aguantaba que nadie me levantaran la voz, me había hecho valer y respetar; y eso lo logré gracias a cada taller de empoderamiento que me enseñó PRODEMU. No tenía que aguantar que me levantaran la voz, porque maltrato no era solo un golpe, había maltrato psicológico, verbal que yo lo había normalizado, y en cada taller me iba dando cuenta de eso”, expone.
Julia aun sentía que le faltaba algo y decidió terminar sus estudios de enseñanza media, meta que cumplió hace cinco años. No obstante, quiso ir más allá “Cuando formé la agrupación de mujeres, me di cuenta que habían mujeres que necesitaban de mi ayuda, pero no me sentía capacitada solo con cuarto medio, y dije ahora estudio una carrera”.
En el año 2017 Julia comenzó a estudiar Trabajo Social “y comenzando la carrera me da un accidente cerebro vascular que me tuvo sin hablar y sin caminar. Tuve que aprender a hacerlo de nuevo, pero saqué el año”. Un año más tarde (2018), la empoderada mujer iba a iniciar su segundo año de carrera, pero su salud quiso otra cosa “me matriculo para continuar y me da un infarto. Si el infarto no me mató, es porque me quedaban tareas pendientes en este mundo”.
En paralelo, Julia continuaba con su agrupación de mujeres en Requínoa “en ese grupo conocí a unas señoras que estaban mucho más mal que yo en mis inicios y en una sesión una de ellas hace un tremendo discurso que para mí fue una alegría gigante, porque me di cuenta que valía la pena, que todo lo que PRODEMU me había enseñado se lo estaba pasando a otras mujeres”.
En el 2019, en su tercer año de Trabajo Social, nuevamente su salud le jugó una mala pasada cuando los médicos le informaron de una neuropatía diabética, “esto me hizo tira mis pies y mis manos, pero quedaba mucho por hacer, había que ir a los campamentos, a los talleres, había que estar con las señoras en Requínoa”.
El año pasado Julia iniciaba su cuarto año de carrera, pero las malas noticias no cesaron ya que en marzo le declaran cáncer mamario. “Tenía dos opciones, operarme para extirpar las mamas o someterme a 28 quimioterapias” y Julia optó por la segunda opción. Así, mientras estaba en tratamiento, se las arreglaba para atender a las mujeres “igual hacía los talleres, porque la pandemia se las empezó a comer, sentían angustia, ansiedad, no sabían qué hacer. Yo le decía a mi esposo cómo les digo que no soy capaz si PRODEMU nunca me dijo no soy capaz de ayudarte. En esta vida hay que ser agradecidos y yo siempre les digo a las señoras, ‘a la vida se le sonríe, no se le llora’. PRODEMU me enseñó que si yo no me quería, nadie lo iba a hacer por mí, por eso le digo a las mujeres que nada, ni nadie les borre la sonrisa de su cara”.
En marzo de este año, Julia culminó sus 28 quimioterapias y a fines del año pasado recibió su título de Trabajadora Social. Actualmente está en busca de trabajo como Asistente Social, mientras congrega a un grupo de nueve señoras a las que le enseña tejido en telar Mapuche, “Me siento orgullosa de ser mujer, de ser guerrera, me siento orgullosa de cada una de estas mujeres que me dicen ya no soy solamente dueña de casa, soy mujer”, finaliza.