Todo Rancagua los vio con la ilusión, no de dejar al rival en la «B», sino más bien, de demostrar que eran más que el rival
Pero hubo obstáculos intangibles y otros casi irrisorios, que hicieron presagiar un ya asignado final. Ver correr como ratas a las ausentes visitantes, fue un agrado para aquellos que en 100 años de fútbol, fueron testigos de los pisoteos constantes y permanentes de los mal llamados grandes, que por décadas se llenaron de gloria sobre la base de manotazos arbitrarios y funescos, sin contrapreso en sesiones oscuras de presidentes, acusados de malservaciones públicas varias e impunes en la legislación chilena.
Cómo olvidar a aquel gerente de O’Higgins, imputado de ser más gentil con las damas, con oscuras negociaciones al extranjero y que terminó quebrando a un grande de sur, en compañía del «delincuente» -Jadue.
Si hasta a combos, aún vive en sociedad sin que nadie lo moleste en su grandilocuente mercedes benz.
Dalcio, diste una clase de humildad y seguridad, fuiste capaz de destruir los mitos y destrabar los obstaculos. Le diste una identidad al equipo que no encontraba desde la era «Arán», técnico deshechable y extrañamente poco reconocido, al igual que tu.
Pero al final del día, el pueblo te reconoce, porque no vendes «humo», hablas en español sin teorismo, adoptas panza (como el 99% de los hinchas), y te la juega a concho por la camiseta.
¡O’Higgins extiende su permanencia en primera y eso ES LO MÁS IMPORTANTE, los demás, a llorar a la FIFA (csm qué corruptos)