No existen palabras para describir el dolor que nos deja tu partida querida María Loreto
Fueron años de compartir, trabajar y reírnos de las cosas más simples de la vida, sin ir más lejos, una noche de septiembre le dimos vida a este diario que hoy nos acompaña. Fuiste una mujer espléndida en el más amplio sentido de la palabra, profesional hasta el cansancio y que nos dejas tan prontamente, dejando un vació inmenso el corazón.
Hoy te reúnes con tu padre en un viaje a la eternidad, donde junto a un coro de ángeles entonaran más de alguna canción que en más de alguna oportunidad nosotros también la cantamos.
Tuve el placer de conocerte y emprender algunos rumbos, sólo me resta por decir, querida Loreto, que Dios te reciba en su santo reino y descanses en paz por toda la eternidad, este no es un adiós, sino un hasta pronto.