Cuando muchos ya hablaban de pelear las copas internacionales, un ingrato regalo navideño llegó a Rancagua
La solidez del juego y la unión del grupo, se vio truncada en Valparaíso, pues, Wandereres venció, sin mayores inconvenientes, a los desabridos “Celestes”, que expresaron su más negativa versión en la era Dalcio.
Ni la piscola helada ni el asado en parrilla eléctrica pudieron hacer más sabroso el fin de semana post viejo pascuero. En cancha la oncena se mostró descoordinada, con poca fuerza y hasta con desgano. Uno que otro arranque individual no fueron suficientes para alimentar la ilusión, que ojo, aún está sufriendo las morisquetas del descenso.
No es momento para el relajo aunque el verano y sus altas temperaturas invitan al descanso. O’Higgins sigue metido entre los del faro rojo y eso no puede ni debe perderse de vista, porque lo más importante es mantener la categoría.
Para otras temporadas vendrá bien el sueño de jugar en pastos internacionales, hoy por hoy la meta es no irse a la “B” y desde allí parte la consigna. A retomar el nivel de inmediato solo de esa forma, disciplinados y conscientes del momento, se podrá salir del pantano.