La rabia e impotencia son dos sensatos conceptos y sentimientos para explicar los efectos que genera una nueva derrota
No hay ánimo para explicar en bellas palabras lo que en lagrimas se observa en cancha.
Rememorar esos románticos viajes en Segunda División, sólo generan tirsteza y ofuscación, pues O´Higgins se hunde y al parecer solo al hincha del extinto tablón le interesa. ¡Quien es el culpable ? Todos, unos por no invertir en calidad y otros por guardar cómplice silencio y no expresar con agudeza el claro malestar.
Aquí vamos directo al abismo, lo veo venir con miedo y la oscuridad enfurece. No existe a quien echar mano, ni Guardiola sería capaz de levantar a este pésimo equipo, mal estructurado desde la base, construido sobre cimientos de papel mojado y que no responde ni a la más mínima exigencia. Estoy seguro que si arman una pichanga entre ellos y Los Cooler ( mis amigos) ganamos por goleada y nos piden aguita.
Un gol de pavos, esos de barrios cuando corría por las tierras tibias y mal olientes, pero donde sin duda alguna, pasé los mejores años de mi vida. estamos putrefactos, con olor asqueroso a «potrero». Las vacas nos esperan si nadie se mete la mono al bolsillo para salvar el negocio, que harto fruto ha dado.