Durante seminario organizado por el Colegio de Psicólogos, el Dr. Javier Bustamante, reflexionó sobre los cambios implementados en los modelos formativos de la educación superior debido a las clases a distancia, que ha impactado tanto a docentes como estudiantes
El Jefe de la Carrera de Psicología de la Universidad de O’Higgins, Dr. Javier Bustamante, fue uno de los expositores principales del “Seminario Psicología y Virtualidad: Modelos Formativos Curriculares”, organizado por el Colegio de Psicólogos de Chile. En el encuentro se analizaron en profundidad los efectos de la pandemia en la manera tradicional como se evalúan o certifican las competencias en la educación superior, entre otros temas
Para el Dr. Bustamante, de formación Doctor en Ciencias Naturales de la Universidad de Marburgo, Alemania, la crisis sanitaria por el COVID-19 ha obligado a las universidades a efectuar modificaciones de varios tipos, desde lo más superficial hasta cuestiones de fondo tales como el modelo formativo. “En un sentido amplio no se ha visto radicalmente afectado, pero si cambia su implementación al cambiar la enseñanza a una modalidad a distancia o no presencial”, explica el docente.
Añade que en este aspecto el principal desafío es para las y los académicos/as y docentes “lograr una adecuada entrega de los contenidos, e inducir adecuadamente las habilidades y competencias requeridas sin estar presente frente a los/as estudiantes, como ocurriría en un semestre sin pandemia. Esto es particularmente notorio en lo relativo a las evaluaciones, por ejemplo”.
“En un contexto no presencial –precisa – uno puede utilizar varias estrategias de evaluación, tales como pruebas de selección múltiple, presentaciones en vivo, trabajos individuales o grupales, etc., las que en conjunto permiten una evaluación de habilidades y conocimientos, y en muchos casos también permiten dar una retroalimentación inmediata; mucho de esto no es posible en estas circunstancias. Las pruebas de selección múltiple, por ejemplo, se vuelven relativamente inviables y obliga a hacer un ejercicio de reelaboración de los cursos para adaptarlos a esta modalidad”.
La adaptación en la Universidad de O’Higgins
Desde el pasado 16 de marzo, todas las actividades académicas de la Universidad de O’Higgins se han realizado de manera no presencial, usando diversas plataformas para continuar con el proceso de enseñanza, medidas de ajuste y apoyo generadas por la Dirección de Pregrado.
Javier Bustamante explica que “como carrera y Escuela de Ciencias Sociales hemos buscado ajustarnos a los lineamientos para docencia no presencial preparados por la Universidad; se ha buscado también dar cierta guía a las y los docentes en lo relativo al uso de plataformas digitales y guiar también en el uso de nuevas estrategias docentes y evaluativas más apropiadas a este contexto”.
Un aspecto importante “son los ajustes a la carga académica de la carrera: este semestre se decidió postergar algunas asignaturas tipo taller más centradas en habilidades prácticas, ya que el proceso de adaptación a una modalidad no presencial es en esos casos algo complejo, y también consideramos necesario dar un mayor foco a asignaturas que consideramos troncales para la formación de nuestros estudiantes. Además, teniendo en cuenta las dificultades observadas el semestre pasado, buscamos también facilitar el proceso de transición entre un semestre y otro, levantando información sobre eventuales contenidos que hayan quedado pendientes, y definiendo con las y los docentes a cargo la mejor forma de recuperarlos”, manifiesta.
El impacto en docentes y estudiantes
El cambio en la rutina y en la vida de las personas es innegable, incluyendo a docentes y estudiantes, a quienes la pandemia está afectando de una manera particular.
Para el Dr. Bustamante “es difícil medir aún el impacto que ha tenido este proceso en estudiantes, docentes y funcionarios, ya que el proceso aún está en curso. Pero si está claro que todo el proceso ha generado un grado de estrés inmenso en todos los involucrados. Para los docentes, por ejemplo, sobre todo para quienes estuvieron a cargo de los cursos del primer semestre, significó llevar adelante un proceso de adaptación y capacitación muy acelerado, y sin duda implicó una carga de trabajo mucho más alta que la usual”.
“Es necesario decir que nuestras y nuestros docentes en la Universidad de O’Higgins han mostrado una disposición excelente en estas circunstancias. En las y los estudiantes, por otro lado, también fue notorio el estrés de tener que adaptarse a una modalidad de estudio distinta y en muchos casos completamente opuesta”, destaca.
Un antes y un después a raíz de la pandemia
Durante su exposición en el seminario, el jefe de Carrera abordó una de las preguntas más recurrentes en torno a la enseñanza en la educación superior: ¿habrá un antes y un después de la pandemia?
Ante esto, su reflexión es que “como cualquier crisis, podemos ver esto también como una oportunidad, y evaluar si todos los aprendizajes que hemos obtenido durante este período podemos utilizarlos en procesos de mejora de la docencia. Una posibilidad que dejé planteada es examinar si es factible avanzar hacia un modelo mixto de enseñanza, lo que si bien claramente tiene complejidades, es factible de lograr en un mediano plazo, al menos para ciertos ámbitos disciplinares”.
Sobre cómo se está abordando el año 2021 y si será posible volver a las clases presenciales, fue claro: “es una pregunta que no tiene hasta ahora una respuesta definitiva, ya que la pandemia ha obligado a ir evaluando cada decisión paso a paso”.
Puede revisar el seminario de forma completa en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=8s07TzDTc2A