El impensado reencuentro está cerca y eso me llena de ansias. Será nuestra primera cita, casi a ciegas, en muchos meses
Logramos superar las barreras de la distancia para entregarnos, nuevamente, a los placeres que surgen de esta relación inquebrantable, que hace caso omiso a las traiciones de amistades que, por años, conocieron los más íntimos secretos.
Me sudan las manos y el cuerpo se estremece, siento en el aire esa carga de fervor y alegría. A los lejos se percibe el aroma a felicidad y gritos apasionados, que desnudan la necesidad de estar cerca. Bajo el puente ya corrió mucha agua y los cambios son parte de la naciente estrategia para recuperar el tiempo perdido, que nos envolvió y confundió, al punto de imaginar que no te volvería a ver jamás.
Aunque no habrá testigos presentes que confirmen la reconciliación, muchos de ellos seguirán, virtualmente, cada uno de los pasajes que nos transportarán a jornadas inolvidables. Aquellas de triunfos gloriosos y derrotas que destruyeron el alma pero que sirvieron para forjar una relación eterna, que se guarda más allá de la existencia.
Te quiero como siempre y te extraño como nunca, pues, el fútbol y O’Higgins, se llevan en el torrente sanguíneo. En el silencio del estadio mundialista, recogeré las voces de mis amigos Los Cooler; allí también estarán tras los micrófonos, La Banda de los Care Cuyi; en la galería saltará La Trinchera Celeste; desde tribuna Andes, la compañía del calvo y barbón Rodrigo Guzmán. Entre los acomodados de marquesina, está Jorge Zapata y desde el cielo, seguirán bombo al hombro, los 16.
Cada día que pasa son menos horas de pandemia y aunque siga amenazándonos con sus violentas reacciones, no impedirá que este domingo próximo, la «Celeste» salte a la cancha y nos conduzca a esos días tibios y luminosos, cargados de energía familiar, con olor a café amargo, a cabritas latigudas, a sanguche de potito y maní añejo.
¡Sí, con tan poco, éramos tan felices! ¡Que vuelva la fiesta del fútbol porque no es solo un deporte, es un estilo de vida que reconoce en sus errores, la importancia al no tenerlo!