Cerca de un 30% de los niños que se atienden en el Hospital Regional LBO presentan algún tipo de alergia alimentaria, una cifra que mantiene preocupados a los expertos
En la última década las alergias alimentarias aumentaron significativamente su frecuencia a nivel nacional. En O’higgins, tres de cada diez niños que se atienden en el Hospital Regional LBO presentan esta patología conocida como reacción inmune dañina a una sustancia presente en alimentos.
En ese sentido, la condición médica que más se repite es la alergia a la proteína en la leche de vaca, una enfermedad inflamatoria intestinal que debe ser tratada con rigurosidad profesional, por eso el HRLBO mantiene en su dotación a Eduardo Muñoz, el único Doctor Gastroenterólogo infantil de la región que trabaja en el servicio público.
“Recibimos niños de toda la región fundamentalmente por el programa de alimentación complementaria del MINSAL que tiene cobertura de fórmulas hipoalergénicas para todos nuestros pacientes. Actualmente esta campaña entrega leches especiales gratuitas y no sólo a usuarios Fonasa, el ministerio, ahora, amplió la red a Isapres”.
Pero qué pasa con los padres que aún no identifican la alergia alimentaria en sus hijos, el Doctor Muñoz, señaló que “Yo creo que un niño que no sube bien de peso, que se enroncha entero después de consumir leche, que registre cuadros bronquiales a repetición y un niño que empiece con diarrea; yo creo, que ahí uno se puede plantear el diagnostico de una alergia a la leche de vaca”.
En caso que se identifiquen estos síntomas, el especialista aseguró que “Los papás no tienen que hacer cambios en la alimentación de su hijo. Ellos deben ir al Pediatra, médico general o un Gastroenterólogo, para que ese médico confirme la patología y luego inmediatamente el experto suspenda los lácteos y derivados de la madre, recetando una nueva fórmula dependiendo de cada paciente”.
Una enfermedad que requiere tratos especiales, sobre todo cuando los menores están al cuidado de otras personas, exponiéndose a posibles situaciones de riesgo. Sin embargo, sí el tratamiento se respeta, los pacientes se pueden curar para siempre de una patología que cada vez es más usual en nuestros niños.